Ojos Verdes, Negra Sombra
Nuevo libro de Javier Quevedo Puchal ambientado en la temática coplera y en una de sus épocas doradas.
Nuevo libro de Javier Quevedo Puchal ambientado en la temática coplera y en una de sus épocas doradas.
Han pasado cuatro años ya desde que Pablo San Nicasio, mi hermano, publicó su antología de guitarristas Contra las cuerdas. Maestros de la Guitarra Flamenca en la intimidad de la entrevista. Eran dos volúmenes bien gordos y allí aparecían reunidos todos los mitos de la historia moderna de la guitarra flamenca, y Óscar Herrero Ediciones apechugó con las funciones editoriales.
Amigos, amigas, bienvenidos una vez más a nuestra cita semanal con la buena literatura, que hoy por fin va a ser buena de verdad. Hoy os quiero recomendar un libro: Crónica jonda, de Silvia Cruz Lapeña, editado a finales de verano por Libros del K.O. Copio y pego de la solapa: Silvia Cruz Lapeña (Barcelona, 1978) «ha publicado en ABC, La Vanguardia, El Español, Rockdelux, Altaïr, Magazine, Ctxt, Deflamenco o Vanity Fair sobre política, sociedad, crimen o cultura». Y ahora le sumamos una cita reciente de un señor llamado Emmanuel Carrère: «El periodismo puede ser tan literario como un poema, una novela o una obra de teatro». Resultado: cuatro estrellas y media para Crónica jonda, por si os queréis ahorrar esta reseña y preferís bajar directamente a la librería más cercana a por vuestro ejemplar. No os arrepentiréis.
Ha pasado más de una semana desde la presentación del disco de Kiki Morente y por fin encuentro un rato para sentarme a escribir la crónica. Estoy teniendo un otoño movidito. Como dice una amiga mía, se me acumula la vida. Esto de Kiki Morente fue el martes 14 de noviembre (2017) en la Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes (Madrid). Presentación por todo lo alto: escenario de lujo, discográfica gorda, medios de comunicación acreditados y abundancia de caras conocidas entre el público: Estrella Morente, Soleá Morente, Carmen Linares, Pitingo, Loles León. No sé si asistí al nacimiento de una estrella o no, no me atrevo a
Hola, amigos, hola, amigas, cómo va ese otoño, ¿desapacible?, pues esto no ha hecho más que empezar. Yo aquí sigo, distrayendo el insomnio con todo tipo de actividades infames. Justo ahora estaba planchando una montaña de camisas con el disco de Rosalía de fondo y ya no he aguantado más y he tenido que dejar la plancha y sentarme al ordenador. El asunto es que todavía no he podido ver a Rosalía en directo y mi idea era esperar hasta entonces para dedicarle un retrato más completo, no quería quemar este cartucho tan goloso en una reseña acelerada, lo que pasa es que la montaña de camisas me ha hablado y al final he optado por la reseña.
Me dispongo a escribir esta reseña del último disco hasta la fecha de Jorge Pardo y lo hago con los sentidos bien abiertos. Fuera cerrojos. Fuera puertas y ventanas. Fuera todo. Y me voy de excursión por esas zonas no recorridas del ánimo y la conciencia, que diría el profesor Escohotado.
Adiós, verano, hola, amigos, ya estamos aquí de vuelta, resignación, a ver cómo nos lo montamos para arrancar otra vez la máquina. Los que leéis con alguna regularidad mis humildes colaboraciones en esta web —gracias, gracias— ya estáis al tanto de mi pudor patológico en lo que se refiere a hablar de mí, y los que me leéis hoy por primera vez —estoy optimista esta noche—, ahora veréis hasta qué punto es ironía todo lo que digo.
Dos de los músicos no españoles más activos en su quehacer flamenco. Hablamos de Alexis Lefevre y Michele Iaccarino. Virtuosos en sus ámbitos y totalmente desprovistos de prejuicios, además de buenos amigos. Así que en “Déjà Vu”, el disco que presentamos, tenemos sobre todo libertad de movimientos y evocaciones flamencas, entre otras muchas. Se nota que se tenían ganas, en lo musical.
Quede claro que no se puede hablar de un disco flamenco. Estamos más bien ante composiciones libérrimas que nos ponen tras la pista de dos virtuosos que han vivido intensamente el flamenco y colaborado con algunos de los más grandes del género. Pero eso sólo lleva un porcentaje de la entrega musical final.
Composiciones camerísticas que se colocan en el mismo plano ecléctico que aquellas que nos trajeron en su tiempo Ara Malikian y José Luis Montón, por ejemplo. Redundando aquí en la armonía más que en la melodía y con mayor carga de compás y metrónomo.
De una formación inicial clásica en ambos colegas, algo que equilibra mucho la balanza estilística, sus biografías artísticas les han hecho volcarse con diversas músicas de raíz. Sin embargo sus timbres, fraseos y forma de estructurar las piezas les distinguen claramente de todo lo que se hace a nivel instrumental en el flamenco.
Es “Déjà Vu” un álbum mucho más camerístico que jazzístico y más clásico que flamenco. Ocho temas de estudio y uno más en directo que llevan toda la carga de “buen rollo” colectivo que estilan allá donde van esta pareja de estupendos músicos, embajadores de nuestra música, entre otras.
Disco grabado en los estudios de Lauren Serrano y sin ningún aditamento instrumental. El violín y la guitarra como ejecutores de composiciones que apuestan por la brillantez en la expresión y la espectacularidad no exenta de profundidad.
@chalauracom
No sé si el guitarrista Raúl Olivar practicará la meditación trascendental, pero tiene toda la pinta, o al menos a mí me lo parece. Por su temple profundamente espiritual con la guitarra, por el aura cálida de benevolencia que transmite su música, y por su propia persona, que es como si todo él estuviese inmerso en ese estado de serenidad y bienestar inigualable que sólo se alcanza cuando eres capaz de ordenar tus facultades mentales. En fin, igual es paranoia mía pero es la sensación que me da a mí desde mi posición de observador a distancia.
El audaz debut discográfico de la joven Rosalía,’Los Ángeles’, gira alrededor de la muerte. La tradición flamenca más añeja navega sobre inquietantes atmósferas sonoras en un disco que no da tregua al oyente. Descanse en paz.