Magistral locura de Sara Calero
Por Pablo San Nicasio @pablosannicasio
Fotografías: David Mudarra
Tremenda artista es Sara Calero, de lo mejor que se puede ver actualmente sobre unas tablas flamencas. Aunque, a decir verdad, casi a uno le dan las ganas de saber qué hubiera sido de ella hace sesenta o setenta años, porque entonces sí que habría dado juego. No se calla lo que piensa, y así baila. Hace décadas este tipo de artistas tenían pocas salidas para escoger. Y peleando por su libertad, de verdad, la Calero habría marcado tendencia.
No obstante, decimos, tenemos suerte de haberla conocido en esta época. Ya había ganas de encontrarnos cara a cara con una bailaora no tan mediática como otros de su generación, pero tan valiosa como la que más.
Con una entrada reventona y el flamenco militante de Madrid y cercanías en torno a ella, presentó “Petisa Loca” en los Teatros del Canal. Coloreo de danza de increíbles condiciones sobre otra sociedad y otro tiempo nada lejanos y cuyas estéticas se maman aún en parte del flamenco y otras músicas. Épocas oscuras fielmente reflejadas en la visión entre femenina, hembrista y feminista de Calero. Eso sí, con un lavado de cara en todos los aspectos, magistral.
Impresionante despliegue dancístico y creativo de la madrileña y no menos espectacular solvencia la de sus compañeros. Gema Caballero alcanza las mayores cotas de versatilidad de su carrera, pudiendo con la copla, el recitado, el drama y una muy variada y siempre compleja amalgama de cantes flamencos. Vimos víscera y también belcantismo. Gema Caballero es más que una cantaora.
José Almarcha es la otra pata del banco. Joven guitarrista manchego, de gran formación flamenca y exquisitas dotes compositivas. Corrió con buena parte de la creación musical (la “enlatada” fue asunto de la mente de Sara Calero) y siempre bien resuelta. Destacando por guajira, en el zapateado de Paco de Lucía y cantiñas. Estupendo tocaor que despunta, pasito a paso, en todas las facetas de la guitarra flamenca.
Podría “Petisa Loca” tener el formato o llamarse directamente “Zambra 2017” que firmarían Manolo Caracol y Lola Flores, pero en versión siglo XXI. En el polo opuesto de los roles, del machismo, del objetivo… visiones de la vida diametralmente opuestas que, sin embargo, tienen sus paralelismos sentimentales, sociales y musicales a veces ocultos, también en la sociedad actual. Que no por mucho acordarnos del pasado recurrente significa que hayamos arreglado el futuro.
Sara Calero lleva el flamenco, la copla, la música y la sociedad de su tiempo al rincón de pensar. Y ella, menuda y petisa, sigue con su locura.
@chalauracom