Vicente Amigo 2024

Vicente Amigo en la Suma Flamenca 2024

Reseña de Germán San Nicasio del recital de Vicente Amigo en la Suma Flamenca 2024

CON LA MAGIA NO SE JUEGA

Al principio todos los guitarristas quieren ser Paco de Lucía, pero enseguida comprenden que es imposible y entonces quieren ser Vicente Amigo, y es ahí cuando llega el infierno de verdad.

Vicente Amigo ha destrozado tantas almas de guitarristas como Paco de Lucía, o quizá más. Decía Manolo Sanlúcar que Paco de Lucía encanta al que no sabe y vuelve loco al que sabe, y así acabó él. Fue Manolo el que más cerca estuvo de conseguirlo, pero amargado como una vieja se pasó la vida, midiéndose en cada nota con el dios de Algeciras. Es la ley de la guitarra, buscar imposibles mata. Y eso mismo pasa con los que quieren ser Vicente Amigo, con más dolor todavía, porque de entrada parece más asequible, más fácil de aguantar el ritmo, menos imposible, y entonces dices: vale que no soy Paco de Lucía, pero ¿tampoco voy a poder ser Vicente Amigo?

El otro día actuó Vicente en Madrid, en el festival Suma Flamenca. Venía con disco nuevo, Andenes del tiempo, y arrancó como siempre, con su Callejón de la luna, y siguió como siempre, destrozando almas, doliéndonos a todos una vez más.

—Este concierto se lo quiero dedicar a Nolito —dijo Vicente. Un futbolista de Sanlúcar.

Si estuvisteis allí, no hace falta que os lo cuente, y si no estuvisteis, es imposible que os lo cuente.

Habrá en el mundo cien mil guitarristas que tocan con la misma perfección que Vicente este monumento a la guitarra que es Callejón de la luna. Puede verse en YouTube, cien mil guitarristas perfectos y todos preguntándose pero qué demonios tiene Vicente que no tenga yo. Magia, eso tiene. Un infierno entero de magia.

Podías, Vicente, sacar un disco con todas las variaciones que has ido haciendo de tu obra maestra. Yo qué sé, es una tontería, se me acaba de ocurrir, giras mundiales con el Callejón de la luna y nada más. Lo veo, la cura de todos los males, el fin de las guerras del mundo, Callejón de la luna himno de la paz. A mí me la da, paz absoluta. A veces me gusta soñar que al morir vamos cada uno a un cielo diseñado específicamente para nosotros, y en mi cielo, Angelina Jolie y yo tendremos veinte años y sonará tu Callejón de la luna en bucle. También tengo dicho ya que yo, cuando me muera, que metan mis cenizas en tu guitarra, Vicente.

En Azuloscurocasinegro, la película de Daniel Sánchez Arévalo, había una escena que lo explica todo. Antonio de la Torre tenía que pasar un examen ante un tribunal para ver si le dejaban salir o no de la cárcel:

—Lo que yo diga ahora va a dar igual —decía Antonio de la Torre—. Así que voy a quedarme un ratito aquí sentado sin decir nada, a ver si les transmito algo bueno y ya ustedes deciden.

Es un poco lo de Morante de la Puebla, que sólo con hacer el paseíllo en la plaza ya hace feliz a la gente. Pues Vicente Amigo igual. No hace falta que me toque la guitarra, con verle sentado un ratito en silencio en mitad del escenario a mí ya me vale para sentir su magia. Me hacen un encefalograma al corazón en ese momento y sale la felicidad. Vicente y yo somos esa pareja de ancianitos que llevan toda la vida juntos y no necesitan hablarse para quererse. Total, que si no es usted Vicente Amigo, ni lo intente. La ley de la guitarra, queridos amigos, esa magia.

Germán San Nicasio

Escritor

Israel Galván. «La Edad de Oro». Suma Flamenca 2021

OTRA LIGA

Ya me confesó un día el gran Antonio Benamargo que «La Edad de Oro» de Israel Galván era EL ESPECTÁCULO. Y qué mejor para cerrar la Suma 2021 que contar con el sevillano para deconstruir todo el flamenco levantado ladrillo a ladrillo a lo largo de veinte días.

Con una gran entrada en la roja de los Teatros del Canal, el público más paciente y delicatessen de la Suma descorchó la botella para agradecer de nuevo que hemos culminado un nuevo festival. Que tal y como está todo, nunca se sabe. Y que se ha podido, de nuevo, constatar que vivimos en la era, la Edad de Oro, de Israel Galván. Otra liga. Este no se puede enseñar en las escuelas de danza, ni analizar demasiado por la flamencología militante y sabihonda. Tampoco se le adivinan no ya discípulos, siquiera imitadores medianamente solventes. Este es lo que viene siendo un genio personal de la danza. Y suerte que le ha tocado al flamenco.

Israel Galván plantea su Edad de Oro más allá de un monólogo. Que ya sería de órdago. Aquí, sí, se vislumbra una soleá, una caña, una minera, martinete, farruca, alegrías, bulerías… pero más allá del boceto lo que sobresale es el flamenco cubista de un bailarín que está fuera de época y de planeta. Así que como para escribir con atino del asunto.

Cada fotograma, cada instante, es una pista para las generaciones venideras y una idea para los coreógrafos de otros géneros. A ver qué se inventan los bailaores, bailarines, coreógrafos y demás amigos del gremio en el futuro que no haya trabajado el sevillano. Lo que pasaba con Paco

Así que el disfrute de la concurrencia fue mayúsculo. También por el soberano papel de sus compañeros de fatigas, que con Israel, no son poco complejas. David Lagos siempre en su sitio y espectacular por minera, seguiriya y bulerías a palo seco. Siempre a más. Magistral. Y Juan Requena a la altura de la dificultad que se plantea. Nos acordamos en su momento de lo que Eduardo Trassierra tiene que sudar con Rocío Molina. Pues en ese nivel. Así que los «sonanteros» nos descubrimos con este tocaor.

Manejo de códigos que harían casi necesario un libreto o un guión para el público, aunque a buen seguro que nos perderíamos de página al ritmo que va el cerebro de Galván. Qué más da. Es la danza por la danza. El arte por el arte. El oro por el oro.

La idea de deconstrucción quedó patente en los bises. Con doble intercambio de roles: todos hacían de todo. Hasta cantando se le adivinaba cierto metal a Israel. Un día Valentino Rossi se puso a los mandos de un Fórmula 1 y no lo hizo mal. Pues eso.

Israel Galván: danza. Juan Requena: guitarra. David Lagos: cante


Reseña de Pablo San Nicasio del espectáculo que cerró la Suma Flamenca 2021

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