«A mi madre le ha gustado el disco. Ha llorado con él. ¿Qué más puedo pedir?»
No debe de ser tan fácil venir al Mundo siendo la hija de “Lole y Manuel”, por lo menos para algunas cosas. Parece claro que llevas genes perfectos para el arte, y si te gusta la música puede que destaques, es más, casi no te queda otra que subirte a un escenario. El instinto te marca el camino. Ahora bien, llegar a las cotas de tus padres es otro cantar. A eso nos referimos. Y aunque Alba Molina Montoya (Sevilla, 26-XI-1978) siempre lo tuvo todo para ser flamenca, lo cierto es que las periferias y a veces las lejanías del cante le gustaban más. Como si el respeto ganara la pelea y tuviera miedo de intentarlo. Ahora, aunque sea sólo por un disco, quiere ponerse la piel de los viejos y rendirles un tributo flamenco. Que no sea la última. Su voz, tan flamenca, creemos, no debe vagar sin rumbo fijo.