Aluvión de chicas guapas en el
concierto de Juan Habichuela Nieto
El sábado 4 de febrero (2017) fui al concierto de Juan Habichuela Nieto en el Café Berlín. Se dio bien la cosa. Era la primera vez que iba yo a este sitio: Café Berlín, Costanilla de los Ángeles, 20 (Madrid), y me gustó mucho. Hay que bajar unas escaleras y luego no te esperas que vaya a ser tan bonito. Escenario, butacas, zona de mesas con asientos corridos y barras de bar con camareros. Me invitó mi jefe de Chalaúra, que hasta la fecha es el jefe que más tiempo ha sido capaz de aguantarme y, más que jefe, ya es casi mi hermano. Y el tema es que mi jefe es muy fan de Juan Habichuela Nieto y llevaba ya algún tiempo hablándome de él.
Juan Habichuela Nieto se llama Juan Torres Fajardo (Wikipedia) y nació en Granada el 31 de mayo de 1989. El abuelo al que hace referencia su nombre artístico es un guitarrista llamado Juan Habichuela, Juan Carmona Carmona, que murió el año pasado. Al abuelo yo no tuve la suerte de verle, pero los que saben de esto dicen que fue uno de los más grandes. El nieto al parecer va por el mismo camino. Hay un video en YouTube en el que se le ve jovencísimo con Enrique Morente en los Teatros del Canal y dicen que Miguel Poveda se lo pone una vez al mes para que no se le olvide cómo se canta y cómo se acompaña. En 2011, veintidós añitos tenía la criatura, ganó el Bordón de Oro del Festival de las Minas, y en 2014 sacó un disco con Universal Music Spain: Mi alma a solas, en el que colaboran, entre otros, Estrella y Soleá Morente, Marina Heredia, La Marie, Antonio Carmona, Rosarillo Flores y Lolita. A la vista de la parentela, y a pesar de que el concierto del sábado coincidía con la gala de los Premios Goya, tenía yo la sospecha de que me iba a encontrar en el Café Berlín con uno de mis mitos eróticos más recientes: Elena Furiase. Y así fue.
De modo que sale Juan Habichuela Nieto al escenario y me dice mi jefe:
—Fíjate en las manos. Tiene unas manos que no son normales.
A mí al principio se me iban los ojos detrás de Elena Furiase. Lo siento, la muchacha se movía mucho. En las profundidades del Café Berlín hay poca cobertura y se conoce que ella tenía curiosidad por ver como iban los Goya y no hacía más que salir a la calle a hablar por teléfono. Es lo bueno de estos sitios con barra de bar y libertad para moverte, que hay mucho colorido. Pero luego ya sí me centré en nuestro guitarrista.
—Esto es lo que se conoce como comerse la guitarra, ¿no? —le comento a mi jefe.
—Ha nacido con el don.
Supongo que el tamaño de las manos a veces guarda relación con el tamaño de otras cosas y eso las personas femeninas lo saben y quizá por eso también el Café Berlín estaba el otro día hasta arriba de chicas guapas.
Fue un buen rato, algo más de una hora de un guitarrista que lo tiene todo para pelear por el trono, y el público salió encantado y con muchas ganas de volverlo a ver.
Hacia el final de la función, Juan Habichuela Nieto presentó a los músicos que le acompañaban: percusión, bajo, segundo guitarra y dos cantaores. No me quedé con el nombre de ninguno —pido perdón—, pero en cambio sí me quedé con una frase que pronunció nuestra estrella para agradecerle al público su asistencia: «Gracias por compartir un ratito de vuestras vidas con la mía». Y Elenita Furiase, que pasaba a mi lado justo en ese momento, dijo: «Ole». Me llamó la atención porque esa misma frase, palabra por palabra, se la he oído yo alguna que otra vez a Vicente Amigo. Más puntos a favor de Juan Habichuela Nieto: si quieres llegar a lo más alto, es fundamental saber a qué hombros te tienes que subir. Decía Paco de Lucía que decía Stravinsky: «Todos los artistas se influencian unos de otros, y los genios directamente robamos». Algunos historiadores atribuyen esta frase a Picasso, el mayor ladrón de frases citables de toda la Historia. Lo que no sé es a quién le habrá robado la frase Vicente. Y luego está Melania Trump, que le roba los discursos a la señora Obama. Si los políticos tienen escritores profesionales que les escriben los discursos, a lo mejor los guitarristas deberían tener poetas que les soplasen alguna frase potente para ganarse a las grupis. A Juan Habichuela Nieto no le hace falta, le basta con sus manos. Y a mí también me ha ganado.
Germán San Nicasio
Escritor