Se está convirtiendo en una tradición muy entrañable para mí esto de comentar todos los años por estas fechas la golfada infame de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Los señores ministros se reúnen en jauría para pastelear como sólo ellos saben y luego vengo yo aquí y les doy el visto bueno. Os puedo decir que se queda uno muy a gusto después de
El sábado 4 de febrero (2017) fui al concierto de Juan Habichuela Nieto en el Café Berlín. Se dio bien la cosa. Era la primera vez que iba yo a este sitio: Café Berlín, Costanilla de los Ángeles, 20 (Madrid), y me gustó mucho. Hay que bajar unas escaleras y luego no te esperas que vaya a ser tan bonito. Escenario, butacas, zona de mesas con asientos corridos y barras de bar con camareros. Me invitó mi jefe de Chalaúra, que hasta la fecha es el jefe que más tiempo ha sido capaz de aguantarme y, más que jefe, ya es casi mi hermano. Y el tema es que mi jefe es muy fan de Juan Habichuela Nieto y llevaba ya algún tiempo hablándome de él.
Los muy frikis del toque recordamos aquel increíble momento de flamenco con el gran Enrique Morente en los Teatros del Canal. Primavera de 2009, homenaje de los artistas a Miguel “Candela”, cantes por soleá y una novedad para el público madrileño. Al toque un jovencísimo “Habichuela”. Un tocaor no identificable al instante, pero inconfundible nada más empezar a rasguear. Fuerza, flamencura y una indiscutible técnica. Todos boquiabiertos y no sólo por la tremenda interpretación del genio del Sacromonte. Cuando el público despidió en pie a don Enrique Morente también se oían muchos comentarios sobre el chaval que se había llevado con él esa noche.
Lola Flores es a España lo que Marilyn Monroe fue a los Estados Unidos o Marlene Dietrich significa para los alemanes. Solo que en nuestro caso tenemos una mujer cuya faceta de actriz fue la menos explotada, a pesar de ser un verdadero icono y todo un huracán delante de las cámaras en las más de treinta películas que protagonizó.