Reseña del libro sobre Paco de Lucía de Manuel Alonso Escacena

El Paco de Lucía de Ridley Scott

Este próximo 25 de febrero se cumplirán los primeros diez años sin Paco de Lucía. Cae en domingo. Si año jacobeo es aquel en que la festividad del apóstol Santiago cae en domingo, en buena lógica, año de Paco de Lucía debería ser aquel en que el 25 de febrero caiga en alguno de los siete días de la semana, domingo o el que sea. Sí, amigos, si el mundo fuera un lugar justo, todos los años deberían estar consagrados a Paco de Lucía y todo el calendario en los cinco continentes debería organizarse en torno a su figura. Y qué bonito sería celebrar la Nochebuena cada 21 de diciembre, que es cuando Lucía Gómez Gonçalves dio a luz al Niño Paco en un humilde pesebre de Algeciras.

—El dios de la guitarra —ya lo dice Tomatito.

Fantasías íntimas aparte, el décimo aniversario de la muerte de un icono universal de la música es siempre un momento propicio para que la industria del merchandising oportunista se deje ver volando en círculos, así que vayan preparándose ustedes para el aluvión de libros y series documentales en todas las plataformas de streaming. El Paco de Lucía de Ridley Scott ya está en fase de postproducción y el bueno de Ridley ha prometido esta vez clavar el rigor histórico, nada de licencias poéticas. Igual que los grandes grupos editoriales, que, en consonancia con el célebre perfeccionismo de Paco de Lucía, no van a dejar pasar una sola errata en sus textos. Todas las comas en su sitio y el fraseo sublime sin interrupción.

Así las cosas, el más madrugador ha sido un señor de Sevilla que firma como Manuel Alonso Escacena y nos planta un ensayo de —agárrense— cuatrocientas páginas. Paco de Lucía. El primer flamenco ilustrado (Almuzara, 2023). Enterito me lo he leído, y con gripe, para darle flamencura.

El tema arranca a la manera de Gay Talese en busca de Frank Sinatra, con el autor compartiéndonos sus odiseas para sacar información a gentes allegadas a Paco de Lucía, unas dispuestas a colaborar, otras no tanto. Destaca un misterioso personaje especialmente descortés. Siempre dice que sí y luego nunca tiene un hueco para hablar. Dos años mareando la perdiz. Manuel Alonso Escacena no dice su nombre, pero da pistas para que juguemos al Quién es quién. Uno: «Se expresa bien por WhatsApp». Dos: «Toca bien la guitarra». Tres: «Conoció mucho a Paco de Lucía». ¿Tiene barba, usa sombrero? ¿Javier Limón? No parece. El insigne productor sale luego en el libro y cuenta alguna aventurilla graciosa. ¿Alejandro Sanz? ¿Vicente Amigo? ¿Y por qué no iban a querer colaborar? ¿Acaso piensan los hombrecillos estos sacar también su propio bestseller sobre Paco de Lucía? Ni idea, pero estas maldades las agradecemos mucho los cotillas.

El libro es un gazpacho con las historias de siempre de Paco de Lucía, el padre tiránico imposible de contentar, la pelea con Camarón por los dineros de las letras, un par de anécdotas inéditas, otro par de ideas cosecha del autor y un rosario de links a vídeos de YouTube. Es interesante que Manuel Alonso Escacena insista en recalcar su voluntad de no caer en la hagiografía y que al final el resultado sea, en efecto, una hagiografía, pero es que hablamos de Paco de Lucía, por favor, la hagiografía no es que esté justificada, es que todo lo que no sea hagiografía es faltar a la verdad. Un hombre obsesionado con ganar a todos en todo, el mejor con la guitarra, el mejor con las mujeres, una oratoria que ni Séneca, inglés nivel Shakespeare. «O eres el mejor en todo o no vales para nada», parece decirle a nuestro ídolo una vocecita interior.

¿De dónde viene el perfeccionismo? ¿Es un gen que traen de fábrica algunas personas? ¿Es un virus que alguien te inocula? ¿Es una virtud o es una cruz? Con Bobby Fischer, Picasso, gente así, entendemos que alguien que es el mejor en lo suyo tiene todo el cerebro puesto en una sola cosa y no le quedan neuronas materiales para nada más, pero habría que estudiar en serio el gen perfeccionista de Paco de Lucía, porque tanta perfección en todas las cosas no es normal. Decía Antoñete que todos los toreros se mueren siempre sin hacer la faena perfecta. Con Paco de Lucía todo son faenas perfectas. Feliz año de Paco de Lucía a todos.

Germán San Nicasio

Escritor