GUITARRA Y DISTINCIÓN
Texto: Redacción Chalaura.com
Fotos: Elena Campos Cea
Ha sido el primer acontecimiento musical con la intervención directa de nuestra web. Las primeras “Jornadas 1906 de Guitarra Española en el Molino del Manto” han supuesto el mayor evento para el toque en muchos años en la región madrileña. Y, si entre todos nos esforzamos por cuidar y valorar lo conseguido, podemos crear el festival soñado que nunca tuvo Madrid. El que haga de esta región una vez más la capital de la guitarra. El primer y más duro escalón ya se ha salvado.
Sobre todo porque no valía con programar un concierto o dos. La cuestión era calar hondo sin defraudar a la guitarra, a la auténtica variedad de posibilidades de la guitarra española. Si eso se lograba, podría recordarse este evento todo el año. Y así, sí quedarían ganas de repetir.
Todo surgió en el “Corral de la Morería”, el 12 de junio. Pablo San Nicasio presentaba el primer volumen de “Contra las Cuerdas” y hasta allí acudió Iñigo Osset a encontrarse con nuestro compañero. Este perfecto desconocido para el público y los profesionales flamencos madrileños ha resultado ser a la postre el verdadero impulsor de todo. Un enamorado de la guitarra desde siempre, aficionado práctico algunos años de su vida y, sobre todo, un tipo con la mente despejada. O era la iniciativa privada o nos íbamos a quedar con las ganas. Y allí estaban él y su equipo, su gente.
Entre Íñigo y Pablo dieron forma a la idea y el triunvirato se completó cuando Estrella Galicia se unió a la iniciativa apoyando sin fisuras un complejo entramado logístico y musical que cristalizó los pasados 3 y 4 de octubre. A mitad de julio estaba todo listo.
Los invitados serían conducidos hasta las espectaculares instalaciones del Molino del Manto, propiedad de Íñigo, previa confirmación por email. Una vez allí, el trato dispensado antes, durante y después de cada concierto sería acorde con las características del evento: distinguido. Servicio de catering, exposición fotográfica de nivel y las mayores posibilidades de hablar de guitarra con los compañeros de viaje, conocidos o no. Muchos profesionales, aficionados, emprendedores… la guitarra y su mundo debían salir del Molino cada noche mucho más fuertes.
Y los conciertos. No vale con programar flamenco comercial. Hay que traer guitarra española en el amplio sentido de la palabra. Clásica con David González, flamenca de culto con su compañero José Luis Montón. Pena que el maestro Pepe Habichuela se cayera por una inoportuna gripe. Aún así, Josemi para equilibrar el soniquete entre pop y flamenco. Y el futuro en las manos de Amós Lora. Por su cabeza pasan todos los registros casi a la misma velocidad que sus picados.
Había que ir a caballo ganador, estaba claro, pero también con cierto margen de sorpresa. La guitarra es tan desconocida que hubo ojos como platos entre el público aficionado. “Joé con el niño”, “Josemi es más flamenco de lo que me parecía”, “¿Clásica y flamenca juntas? Pues sí oiga”. La sonanta en este país ha vivido mucho tiempo en el gueto.
Al final, cansados, acelerados, satisfechos, con detalles que mejorar y mucho camino por recorrer. Porque fueron sólo tres conciertos y mucho y buen envoltorio. Pero es sólo una pequeña muestra de lo que se puede hacer con la ilusión natural que proporciona la guitarra. Madrid tiene festival. No es de clásica, ni de flamenca, ni de jazz. Aquí cabemos todos, hasta los más chalaos.
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