«De lo que se trata es de disfrutar con la guitarra y vivir de ello»
El segundo disco de Amós Lora sigue en la línea del primero: la de deslumbrar. Un guitarrista adolescente que ya lleva dos trabajos a la altura de los grandes de la guitarra de una, dos y hasta tres generaciones más allá. Casi nada.
Quedamos con él y algunas personas de su entorno, en Madrid. De vuelta de un viaje de descanso tras acabar sus clases de secundaria. Desde luego, Amós ya no es un niño. Si guitarrísticamente hace mucho tiempo que dejó de serlo, ahora lo notamos en la persona, en el ser humano que es capaz de recorrer tanto en tan poco tiempo. Muy cuidado físicamente y mucho más parco en palabras, Amós, no obstante deja algunas ideas sobre lo que puede ser su futuro próximo.
Texto: Pablo San Nicasio Ramos @pablosannicasio
Fotografías: Elena Campos Cea @jelenfields
Acabas de venir de viaje
“Sí, de Almería”.
¿Has tocado mucho?
“He estado de vacaciones”
¿Qué curso has terminado?
“Cuarto de la E.S.O”
O sea, que el año que viene ya empiezas el Bachillerato
“No, el año que viene no empiezo nada. A tocar. No se puede hacer todo”.
¿Has pensado en Berklee?
“Me iría yo, si me dan la beca, cuando tuviera dieciocho años. Antes no. Y allí sería estar un año”.
¿Y estudiar el conservatorio superior de flamenco en Córdoba o algo similar?
“No, tampoco. Formación reglada de jazz, esa sí. He estado tres años con Félix Santos, padre e hijo, que creo que es lo máximo en ese sentido por aquí”.
Me llama la atención que quieras volver
“Mis planes son volver, sí, tampoco creo que quede tanto por recorrer allí”.
Te lo pregunto por cómo está todo aquí
“Sí, pero no me quisiera ir tan rápido. No me apetece desconectar tan pronto. Aquí de momento tengo empezar la gira del segundo disco. Estaré tocando en Salamanca, puede que en Sevilla, vuelva a Madrid… he cambiado el grupo. Ahora quizá es más jazzero. Una segunda guitarra, un contrabajo, un piano, baile, cante y percusión”.
Has cambiado físicamente una barbaridad, vida sana
“Voy a correr todos los días, voy al gimnasio. Es algo que me propuse hace años y me encanta. Me sienta bien y me encuentro muy a gusto con ese ambiente”.
En la presentación se nos dijo que en este disco te planteaste profundizar en la evolución de la guitarra. Teniendo presente que eso hoy por hoy es francamente complicado. ¿Por dónde has tirado? ¿Melodía o armonía?
“Por las dos partes. En las improvisaciones he cambiado mucho las escalas y los movimientos armónicos. Y en los solos de guitarra también he introducido armonías diferentes. Me meto mucho en los modos melódicos, armónicos y napolitanos. Se trata de mezclar varias cosas para que no te aburras. No puedes estar siempre en la misma escala, que es algo que le pasa a mucha gente en el flamenco. No todo el mundo lo hace, pero bastante gente sí. Es algo que viene del jazz y para eso hay que estudiar. Si estudias puedes abarcar más, pero sólo la intuición tiene un límite. Y a partir de cierto punto si vas con la intuición todo suena igual.
En los palos del flamenco, los acordes, al ser los que son, hay que tratar de sustituirlos sin perder la flamencura. Y se puede decir que no suena flamenco, pero no. No me he ido a otro sitio”.
¿Y te has encontrado solo en ese aspecto del estudio?
“Los que son músicos ven que hay posibilidades en esa vía de profundización y sí, me apoyan”.
El disco a mí me parece flamenco
“Es sencillo, le metes los ritmos flamencos, cambias la armonía y un fandango de Huelva, o una bulería, o una soleá por bulerías siguen siendo flamencos. Son soluciones jazzeras en pro del flamenco”.
¿Ahora a quién escuchas del flamenco?
“Estoy pendiente de todo lo nuevo que sale en el flamenco”
«La intuición tiene un límite. Y a partir de cierto punto si vas con la intuición todo suena igual»
En este disco y en el anterior noto una estética de cante, de compás, de jipío, esencialmente gitano ¿Es algo buscado?
“Sí, es lo que busco. Si no nos vamos a otras estéticas de cante más modernas, más mezcladas y la producción se basa en esa estética. A conciencia. En este sentido, de todos modos, trato de no inspirarme en nadie cuando hago un disco, porque si no acabas pareciéndote”.
¿Y te obsesiona no parecerte a nadie?
“No, estoy tranquilo porque sobre las bases en las que me muevo y sobre lo que he estudiado me resulta fácil no parecerme a nadie en el flamenco. Ahora queda la evolución de uno, la madurez de los años y lo que pueda aprender, que será mucho”.
¿Te consideras un guitarrista flamenco?
“Sí, bueno, flamenco. Pero medio de jazz, bastante”.
¿Qué ídolos tienes ahora en jazz?
“Desde hace unos años Pat Metheny. También George Benson, John Mclaughlin….”
¿Por qué esa devoción en el flamenco hacia Metheny?
“Por sus composiciones. Su forma de tocar, más lento, más melódico. A los flamencos les atrae eso. No porque no pueda tocar rápido, que podría perfectamente, pero busca otras cosas”.
¿Estás de acuerdo en que hoy pesa más la armonía que la melodía en el flamenco?
“Eso puede tener que ver con que es más fácil aprender acordes nuevos, sin estudiarlos. Uno se junta con otros músicos y va cogiendo sus acordes, vas moviendo dedos y vas descubriendo acordes nuevos. Otra cosa ya son las escalas, ahí tienes que saber cómo introducirlas en determinadas armonías, y eso, eso ya no es tan fácil”.
Mucha gente te pone la púrpura del futuro de la guitarra teniendo en cuenta tus condiciones ¿Eso que te provoca?
“Me gustan los comentarios pero a la vez paso de ellos. Estar bien considerado es importante pero de lo que se trata es de disfrutar con la guitarra y vivir de ello. Ser el mejor no lo tengo en mente. Cuando Paco de Lucía lo que me dijo o Al Di Meola, me emocionó, o lo que ponen de comentarios en mis vídeos el resto de la gente. Pero no pienso en ello”.
Disfrutar ¿Como solista?
“Yo solo no. En grupo”.
Te lo pregunto porque por ejemplo, el maestro Riqueni ha vuelto a poner de moda tocar solo
“Ahí no me siento a gusto. Tocar algo al pie de la letra es más cansado, no disfrutas tanto. Yo disfruto improvisando, en grupo”.
@chalauracom