Marina & Chicuelo. ‘La sintonía hace la fuerza’
‘Sintonías’ es la celebración musical del encuentro de la voz embrujadora de Marinah y la veterana guitarra flamenca del todavía mozuelo Chicuelo. Gente inquieta que gusta de transitar libre, sin prejuicios, como ya han demostrado en sus respectivas carreras, por un lugar sin fronteras, ni pasaportes llamado #música.
Se juntaron para, en principio, dar un solo bolo en un festival llamado Connexions que organiza el Taller de Músics en Barcelona. De forma natural saltó chispa de la buena. El público , testigo y disfrutón, con sus aplausos, dio fe. Nunca un nombre de un festival definió tan acertadamente lo que estaban presenciando: #conexión.
Marinah & Chicuelo, la unión hace la fuerza. Sintieron el ‘power’ de las buenas sintonías y, sin abandonar sus propios proyectos, decidieron seguir caminando de la mano de una rumba de ida y vuelta. Una rumba que surca el mar hacia el Caribe y viceversa.
Y de esta ‘very good’ sintonía surgió ‘Sintonías’: 8 temas de composición propia con estructura jazzística; los instrumentos respiran, se explayan y fluyen «agustito», sin prisas ni cronómetro. Lo que duren duran. Es momento de disfrute, de celebrar el arte, la sensibilidad. Rebeldías de 6 minutos frente a los tres y medio que exigen las radiofórmulas. Música que no se preocupa en cotizar en Bolsa. Ole tú y tú.
Pero vamos al lío. 17 de Marzo. Presentación en Madrid de “Sintonías”. A las diez de la noche sufro en silencio la poca respuesta del público. La sala Clamores, limpia de mesas y sillas, tiene un aforo como mi cabellera, poco pelo y mucho brillo.
En el escenario una trompeta apoyada en un piano de cola, unas congas, un bajo y un cajón rodeado de platillos. Buena pinta. No son dos Marinah & Chicuelo: 1+1 = 5.
Y allí que sale la que fue sultana de mercadillo para ejercer al instante de anfitriona de la fiesta. Sonrisa. Alegría. Naturalidad. Marinah tiene tablas y no se amilana ante nada. Son muchos escenarios los que llevan recorrido su turbante a lo Nina Simone, sus lindos amuletos afrocubanos y los simpáticos lunares gitanos de su falda.
El público bien avenido. Nos acercamos al escenario y en el primer tema, para que esperar a los bises, Marinah nos invita a participar : “¿Cómo suena ese coro Madrid? Qué vengan uno, que vengan dos, que vengan tres”. Entro ipso facto en sintonía y dicen que se oyó a este jambo berrear….¡Qué vengan 100!
Marinah & Chicuelo Band. De primeras me llama la atención el contraste entre la actitud festera de mamá Marinah y la circunspección de sus cuatro polluelos. De izquierda a derecha Carlos Sarduy piano de cola, congas, trompeta, Chicuelo a la guitarra, en el bajo Javier Martín y en la percusión David Domínguez. ¿No os parece que están muy serios?. Cosas mías .
Olvido estas primeras sensaciones en el segundo tema. Tremenda banda. No estoy aquí para que me cuenten chistes, vengo a escuchar y mis orejas me dicen que esto es ‘high class’ amig@. Nivelón.
El primer solo de trompeta del cubano Carlos Sarduy me deja ‘to chalao’ y al momento se juntan el resto de la banda todos a una en una especie de descarga boricua en la que siento el ‘groove’ y me digo: “Quién quiere sillas pudiendo gastar zapatilla” . Noto que Marinah me ha leído el pensamiento….“Con vuestro permiso me voy a quitar los zapatos, que una está muy mayor pa esto”. Marinah es espontánea, natural como el agua que baja del monte al manantial. Tú me camelas Marinah.
Como Paco Umbral con su libro, ellos han venido a presentar su disco, y es lo que tocan tema a tema. ‘Sintonías’ un disco grabado sin pistas, ¡todos a una! y eso se nota en el directo. Sintonía que fluye.
‘Bajo la luna’ es una chakalera , ritmo argentino que tiene mucho que ver en el compás con el tres flamenco. Chicuelo se explaya a gusto. La guitarra dialoga con el piano de Carlos Sarduy. La voz de Marinah nos cuenta una bonita historia de libertad , de felicidad, de bailes desnudos bajo la luna. Almas de cristal y sueños que suceden frente a unos ojos bien abiertos. ‘Pa que no pare la chakalera’. Unos efusivos aplausos me devuelven al planeta tierra , me informan que si que paró. Público entregado. Ouh Yeah!
Y este es el tono del concierto, que La vida son dos bailes, una para improvisar y el otro para disfrutar. Vive la vida que la vida es sueño. Y mientras bailo ni pestañeo para no perder vista esa sonrisa y esos ojos que me tienen ‘to embrujao’.
Tenía ganas de disfrutar de la voz de Marinah sin tanto scratching ni muro electrónico como cuando iba con los multitudinarios ‘Ojos de Brujo’. Será que me estoy haciendo mayor y que, a estas alturas, menos suele gustarme más.
Y después de un instrumental en el que Chicuelo se toca una rumbaza en la que vislumbro aproximaciones al ‘Entre dos Aguas’ del maestro Paco de Lucía, llega el momento que andaba esperando. Que me perdone el resto de la pandibanda pero tenía ganas de sentir la sintonía de la voz de Marinah acompañada únicamente de la sólida guitarra flamenca de Chicuelo. Y ocurrió. ‘Arbolé’ es un poema del gran poeta Federico García Lorca. Y apareció ‘pellizco’ y estejambo que es un hedonista se abandonó a sus calambrines.
Y volvió la banda y Marinah dijo algo como de dar un beso en los morros a los que compraran el disco. Salí disparado a comprar doce y ya se empezó a cortar, que si solo chicas, que si que si… Y siguió la fiesta en alegre sintonía.
@esejambo