Pablo San Nicasio

Menudo papelón escribir de un genio incomparable y del que sólo se ha imitado pero nunca estado a su altura. Todos los periodistas (la mayoría, como mucho, lo tratamos a lo lejos o en la distancia cibernética) tendrán que ponerse a repasar discografías, vídeos y echar mano de lo que oyeron y sintieron. Con eso habría ya para bastante, la verdad. Pero serán sólo aproximaciones. En general la flamencología y la prensa somos como los curas, a rebufo de los que tienen el arte y el valor de ser los primeros en algo. Luego vas y lo cascas, o lo criticas, o lo que sea… es ir a lo fácil.

 Trataremos de centrarnos en lo hubiera sido el flamenco sin Paco de Lucía. Veamos, años sesenta, el asunto Mairenista pega fuerte y aquí el que no es gitano o sigue unos patrones estéticos determinados parece que lo tiene crudo para abrirse camino. Marchena está bastante olvidado, Valderrama va por libre, desaparecen Pastora y Pepe Pinto… el toque tiene dos nombres: Melchor y Ricardo (a Sabicas se le notaba en el cielo del asunto pero sólo iba y venía de Nueva York, las distancias no eran lo de ahora) y comienzan a despuntar unos cantaores que, siempre con la venia de don Antonio, parece que pueden insuflar aire nuevo, pero aire siempre puro. No se me vayan a distraer.

 Bien, el flamenco parece que se abre camino tras el oscurantismo prohibicionista de los peores años del régimen y hay quien ve rentable lo de la España turística y tal, los tablaos… vale. Pffff así no vamos a ninguna parte. ¿Volveremos a eso ahora? Siéntense porque vienen curvas los años próximos.

 Que no, que no podemos imaginarnos al flamenco sin Paco de Lucía. ¿Cómo vamos a poder hacer semejante tropelía? ¿Qué hubiera sido de aquella ingente cantidad de discos de artistas de todo pelaje que necesitaban una guitarra impoluta para grabar y vender? O era Paco o a ver quién era el guapo de echarle horas y horas y no fallar una nota.

 Qué decir de Lebrijano o Fosforito, cantaores que ficharon al mejor sin saber que les adelantaría quitando las pegatinas…

 Lo de Camarón directamente sería otra historia. Camarón era Paco y fue Paco hasta que otras personas y estilos se empeñaron en hacer personaje de lo que era un artista tan genial como lo era el de Algeciras. Eran santo y seña, seña y santo, fifty fifty (horterada de expresión)…lo de después, bueno, que vengan otros y analicen las distancias musicales flamencas REALES entre la presencia de Paco y la ausencia.

 Años ochenta. Movida y demás chuminadas hipervaloradas. El que valía seguía siendo Paco. España ni le olía, salvo en la tele, en los discos y con cuentagotas cuando bajaba al “Candela” (bareto que gracias a Él, Camarón y Morente, descansen en paz, fue lo que fue). Paco era el que tiraba de un carro, de unas noches, de unas reuniones con gente de todo tipo, en muchos casos pasadísima y `pesadísima. Él y sólo Él cogía al mejor bajista, flautista, bailaor y lo que fuera y se los llevaba de gira. Sólo Él podía hacer semejante herejía flamenca porque era mejor que todos juntos y no le iban a toser. De eso vivimos. Imposible imaginar otra cosa en el flamenco hoy ¿no?

 Años noventa, los clásicos ya no es que le tengan envidia. Es que no lo tragan. Y qué es eso de grabar el Aranjuez. Después de haber tocado en el Real, ultrajado a Falla…ahora le da por meterse con la obra cumbre de la guitarra culta. Y vuelve a quitarles las pegatinas al adelantarlos.

Los jazzeros, Chick Corea a la cabeza, por lo menos comprendieron que el calvo divino podía con ellos, le adoptaron. Se unieron al enemigo. Y tan felices esos tríos en los escenarios con Mclaughlin y Al di Meola. Eso sí que es pornografía dura, señores.

 Siglo XXI, sigue sin aparecer rival. Él a lo suyo. Renueva grupo y los jóvenes siguen alucinando. No hay manera de tocarle los costaos. El mundo entero ya quiere tocar como Él. Decenas de discos, todos esperando que haga otro y la casa sin barrer. Hasta que Él no se ponía con la escoba, claro.

Ahora, si quieren vuelvan a los sesenta y díganme si los que componemos esta industria tendríamos la más mínima posibilidad de tener una portada en cualquiera de los grandes periódicos o un hueco en los grandes teatros. En los tablaos, tertulias y demás agujeros del purismo estaríamos la mar de a gusto y calentitos. Pero qué quieren que les diga…

 ¿Alguien se imagina la guitarra clásica del s. XX sin Andrés Segovia? Él centró las atenciones, las composiciones, las master classes, el glamour…hasta los odios. Paco de Lucía fue lo mismo en el flamenco pero en vez de odios edulcorados se llevó todas las envidias, era más de aquí. Hasta en eso.

Dicen que el cuerpo humano se autodefiende y baja su rendimiento cuando nota que lo miran, lo graban, lo critican mientras toca un instrumento musical… Imagínense cómo tocaría este señor en su casa, tranquilamente, sin focos ni pesados… sólo lo sabía Él.

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Pablo San Nicasio Ramos es autor del libro «Contra las Cuerdas». Antología en dos volúmenes de entrevistas a más de 50 grandes maestros de la guitarra flamenca de nuestro tiempo, Entre ellas recupera dos inéditas a Paco de Lucía. (Oscar Herrero Ediciones. Marzo 2014)

4 thoughts on “Sólo Él. (Homenaje a Paco de Lucía)

  1. Amigo Pablo, con el corazón abierto has escrito de Paco. Del alma te salen los piropos y los no piropos. Déjame una ventana abierta para la esperanza, para que la guitarra flamenca se redima con todo el legado de Paco de Lucia. Quisiera que las dos guitarras españolas, la clásica y la flamenca se saludaran con un buen apretón de manos. Creo sinceramente que Paco de Lucia ha puesto unos buenos cimientos para que esto llegue algún día.
    Un Abrazo
    L.M.

    1. Gracias Miguel, de momento en estado de shock sigue el flamenco. Es complicado seguir, pero no queda otra. Cimientos hay, ahora sólo hace falta trabajo y ganas…todo llegará…

  2. Pablo. Emocionado por el tema de Paco de Lucía que tanto tu como German, mis buenos amigos, habeis tratado con cariño, cuidado y devoción. Un regalo para los lectores. Un abrazo. Pepe Moreda

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