Arcángel es fan de Dionisos, de Antígona… y de Morente

Por Pablo San Nicasio @pablosannicasio

Fotografías: Silvia Sánchez


La primera impresión de la puesta en escena podía llevar a equívoco, a malas vibraciones. Contemplar a un coro de angelicales voces búlgaras junto a un grupo flamenco puede desembocar en lo que mi buen amigo Humberto Wilkes dice que es “sangría”: el resultado de la mezcla entre el vino, la gaseosa, el limón y lo que uno quiera echarle. De todo menos flamenco. El Payo Humberto dice que la mayoría de lo que se hace hoy es eso. No va mal encaminado.

Cierto es que en el concierto no hubo en ningún momento un resultado sonoro que sea encuadrable en el flamenco que piden las bases de un concurso de cante jondo al uso, pero tampoco es menos cierto que la receta musical que se sirvió era de todo menos anárquica. No era ni sangría, ni garrafa, ni botellón lo que hubo en el teatro la Latina. Y sí una música muy avanzada, algo que seguramente informará al flamenco del futuro.

“Pues a mí no me ha convencido mucho”, decía una señora engallada a la salida. Debía de ser la única que no acabó de pie aplaudiendo. Porque si algo fue el espectáculo de Arcángel fue eso, convincente. Y mira que uno no estaba para bromas teniendo en cuenta cómo está el flamenco, que admite ya a triunfitas y demás chusmilla musical en sus carteles.

Pero Arcángel es Arcángel, y los que van con él son pesos pesados. Los que salen al escenario y los que no, pero están detrás. También los que sobrevuelan. Se habló y elogió emotivamente a Morente como el alma mater de todo aquello, pero uno también olió a Isidro Sanlúcar, a Quiroga, a Morón, hasta a Tomás Luis de Victoria… por partes.

De entrada, la mezcla del búlgaro y el andaluz-flamenco resultó bien empastada. Los arreglos de Giorgi Petkov tienen ese aroma de lo bueno hecho con conocimiento. Es buen momento para acordarse aquí de la mayor gloria de nuestra música, Tomás Luis de Victoria, de los que pocos se acordarán o sabrán salvo para situarle en la plaza del Cortylandia. Así nos va.

Lo dicho, hubo fluidez y naturalidad entre las voces femeninas y el quejío onubense. En un idioma y en otro. En un contexto de compás y por libre. Ni una nota gratuita.

Tampoco en las guitarras había anarquía. Y mira que Dani de Morón y Rycardo Moreno son talentos desbordantes, que no desbocados. Para el recuerdo el acompañamiento de cada uno de ellos en solitario al cante de Arcángel. No se puede acompañar mejor a cuerda pelá que como lo hizo el lebrijano en “Cabalgando” y no cabe más avance en un tocaor a la hora de armonizar y revisar melodías como las de “Ojos Verdes” que como lo hizo Dani de Morón. Te pillamos la falseta. Felicidades por el cumpleaños y por el homenaje a los grandes.

El resultado guitarrístico del espectáculo vale su peso en oro.

En “Vieja Blancura” Arcángel se reconoce “fan de Dionisos y de Antígona forofo”, pero cierto es que Morente es el ingeniero mental de todo lo que escuchamos anoche. Nos referimos al rol del cantaor, que tiene que ser muy capaz de modular entre tonos muy lejanos, meter letras no siempre propicias y que no se pierda la flamencura. Sin ser heredero del cante del granadino, que no lo hay, Arcángel sin duda es su discípulo más aventajado y leal. Estamos ante un cantaor puntero que no se cansa de trabajar dentro del género tratando de compaginar tradición y vanguardia. Es él y no otros el cabeza de escalafón. La referencia.

En su sitio “Popo” en el contrabajo y extraordinario papel el de Agustín Diassera. Hay percusionistas y luego están los pegagolpes, algunos camino de mamporreros. Pues eso.

El bis obligado resultó apoteósico, con la Baladilla de los Tres Ríos que recordó al final de Tauromagia, a esas texturas sanluqueñas con la Puerta del Príncipe esperando al torero, que lo es, Arcángel.

La excursión al este del cante convencería hasta al Payo Humberto y, por supuesto, a su buen amigo Enrique Morente.


Al Este del Cante. Teatro de la Latina 6/9/2018

@chalauracom

Deja una respuesta

Your email address will not be published. Required fields are marked *