“Queremos poner en valor el mundo de la guitarra flamenca”
Texto: Pablo San Nicasio Ramos
Fotografías: Chalaura.com y Guitarras Flamenco Madrid
Esa palabra tan de moda, “emprendedor”, en un país como el nuestro al final acaba por ser sinónimo de héroe romántico. Enamorado de una causa en la que invierte, que difunde y apoya sin fisuras. Gente que lucha por su proyecto con poca o nula ayuda de quien, en teoría, se la tendría que dar. Seres humanos idealistas que, como el caso que nos ocupa, al final se llevan el gato al agua únicamente por su entrega. Y gracias a su apuesta se beneficia un sector de la sociedad, a veces incluso toda ella.
Llegamos a Chinchón para estar con dos hermanos: Fernando y Carlos, ingenieros y aficionados al flamenco que deciden ir más allá y de esta manera invertir en guitarra y en flamenco. Nace “Guitarras Flamenco Madrid”.
Sois ingenieros
Carlos: “Sí, uno ingeniero de montes y otro ingeniero técnico industrial”.
Y aficionados a la guitarra
Fernando: “Eso es, además nuestro abuelo, Jesús López, era músico, tocaba la trompeta y el teclado. En el servicio militar se sacó el título de músico profesional y nunca dejó de tocar tanto aquí como en otros pueblos y ciudades. Así que hemos sacado los genes recesivos, esos que vuelven a aparecer algunas generaciones después. Mi hermano Carlos toca el bajo y yo tocaba la guitarra eléctrica. Venimos un poco del blues y del rock”.
¿Y el flamenco?
Carlos: “Yo de siempre he escuchado mucho cante antiguo. Viene de largo mi afición al flamenco”.
Fernando: “Lo mío viene por la afición a la guitarra flamenca. Probé una, me gustó como sonaba. De buenas a primeras me encontré con vídeos de “Niño Miguel” y quedé muy impresionado. Mi padre me habló de Goyo Jerez, una persona que vive aquí en Chinchón y que fue profesional del toque. Al principio no le di mucha importancia, pero conforme fui interesándome por el mundo de la guitarra flamenca me empecé a plantear seriamente si dar clase o no con él. Y me decidí”.
Carlos: “Así que nos fuimos a Madrid a comprar una guitarra flamenca, que no sabíamos ni por dónde empezar”.
Fernando: “Me compré una guitarra mala, de batalla, de estudio. Pero conforme iba aprendiendo y creciendo en la afición vi que iba necesitando una guitarra buena. Ahorré un poco y nos fuimos a buscar una guitarra ya, como digo, de concierto, de primera, buena. Nos recorrimos España entera viendo constructores. Estoy hablando de hace unos cuatro o cinco años”.
“Visitando tantos guitarreros vimos que era un mundo totalmente alejado de lo que observamos a diario. Hoy todo se mueve en la inmediatez del capital. Aquí se trabaja con otros valores, se potencia el amor al instrumento, cada constructor es un romántico, un mundo evocador”
Pero una cosa es tocar la guitarra y meterse en ese mundo y otra cosa es ver nicho de mercado y apostar por el mundo de la construcción de guitarras
Fernando: “Visitando tantos guitarreros vimos que era un mundo totalmente alejado de lo que observamos a diario. Hoy todo se mueve en la inmediatez del capital. Aquí se trabaja con otros valores, se potencia el amor al instrumento, cada constructor es un romántico, un mundo evocador. A mi hermano le encanta todo lo relacionado con la construcción, que además es algo que le gusta por su propia profesión. Hemos llegado a hacer visitas técnicas a constructores y les hemos preguntado por las tapas, los espejuelos, la garra de oso, las cenefas… y nos han comentado todo. Ellos son genios que te enseñan todo, menos sus secretos, claro”.
Esos secretos son muchos, francamente
Carlos: “Las pasadas de lija en las tapas, los varetajes, cada uno tiene su propio ritual”.
Fernando: “Es un universo personal, que hace que salga un sonido diferente y que cada guitarrista prefiera uno con respecto a otro”.
Así que estaréis documentados al máximo
Fernando: “Todo lo que podemos. Sabemos de esto porque hemos pulido toda la información disponible. Internet tiene muchos foros también, pero tristemente la mayoría de fuera de España, en los que se intercambia mucha y buena información. Aquí, en España, solemos valorar más lo de fuera y renegamos de lo nuestro, es muy triste…”
¿Cómo se llama entonces vuestro cometido, qué hace “Guitarras Flamenco Madrid”?
Fernando: “Principalmente somos proveedores de guitarras flamencas artesanales de constructores de máximo prestigio, que tienen una lista de espera muy larga. Ese es nuestro valor añadido, que le ofrecemos al guitarrista la posibilidad de probar y comprar guitarras extraordinarias sin tiempo de espera. Con un precio similar al del mercado y reuniendo en un mismo sitio de la zona centro productos de guitarreros de puntos muy alejados de España.
Hay que darse cuenta de que cuando un guitarrista encarga a un luthier una guitarra, este te la hace y así te quedará, con mínimas variaciones. Aquí tenemos varias de varios constructores y hay más margen de maniobra para el profesional.
Los guitarristas, además, saben que un constructor no hace dos guitarras iguales y un guitarrista sabe también que si una guitarra le gusta hay que cogerla, porque es muy complicado, por no decir imposible, que salga otra igual. Es algo que los profesionales entienden bien, los instrumentos son personales, y cuando encuentras el que se adapta a ti, es una temeridad dejarlo pasar. Pues aquí ofrecemos más posibilidades al guitarrista para que escoja.
Carlos: “Estamos hablando de profesionales de la artesanía, verdaderos artistas en la construcción de guitarras flamencas. Uno de ellos, amigo nuestro siempre dice: Yo hago instrumentos musicales, las guitarras se hacen en la fábrica”.
“Le ofrecemos al guitarrista la posibilidad de probar y comprar guitarras extraordinarias sin tiempo de espera”
¿Habéis pensado ampliar a la guitarra clásica?
Fernando: “En eso somos sensatos y humildes y estamos centrados en el flamenco. Nadie nos dice que en el futuro nos adentremos también en ese mundo, pero hoy por hoy nos gusta trabajar con guitarreros especializados o de gran prestigio en el mundo del flamenco. España, nuestro entorno, sin ser el exclusivo en la construcción de la guitarra flamenca en el Mundo, porque también se construye fuera, es el más propicio. El hecho de respirar, palpar a diario el flamenco ayuda muchísimo y lo mejor en guitarras flamencas se sigue haciendo aquí”.
Vamos a hablar de los productos que ofrecéis
Fernando: “Estamos hablando de guitarras nuevas, nunca de segunda mano, de primera, de concierto. En un abanico de precios que oscila entre los 2500 y los 6000 euros. Tenemos mucho respeto a los luthieres. Se trata de que un profesional vea una buena gama de guitarras y quiera comparar materiales, constructores”.
Cuéntame de eso también
Fernando: “Aquí hay guitarras de palosanto de Río, de India, pino abeto, ciprés, flamenca con tapa de cedro, que es una rareza que no se ve desde las primeras guitarras de Serranito o Manolo Sanlúcar…
Y sobre los constructores, hemos catalogado entre veinte y treinta constructores de gran prestigio, pero trabajaremos con los más volcados con el flamenco. Podemos decir José Romero, la familia Marín de Granada, Graciliano Pérez, Jesús de Jiménez… En el futuro tendremos instrumentos de otros constructores, algunos emergentes. Siempre sobre la premisa de la calidad de su trabajo y su apuesta por el flamenco”.
Estáis de estreno pero han probado guitarras algunos cracks ya
Fernando: “Llevamos un año con el proyecto y lo que va de 2015 con la tienda abierta. Algunos guitarristas de prestigio ya han probado guitarras nuestras. Entre otros Joni Jiménez y nuestro amigo David Ávila, discípulo de Julio Vallejo, que ha estado aquí probando y grabando recientemente ya que tenemos nuestro canal de vídeos en alta calidad”.
Explicarme el nombre de vuestro negocio
Fernando: “Queríamos tener un posicionamiento claro y nítido. Realmente en Madrid, hasta ahora no ha habido ninguna tienda que disponga exclusivamente de guitarras flamencas de guitarreros de distintas escuelas del país. Damos una atención muy personalizada y, lo que te decía antes, aquí se conectan guitarreros de varios puntos del país. Algunos muy alejados”.
¿Notáis diferencias en las guitarras según la geografía del sitio donde se han construido?
Fernando: “Definitivamente sí. Cada guitarra es un mundo, son buenas todas, pero donde en un sitio es pecado hacer un tiro de 660mm, en otra zona es de lo más normal. Son escuelas guitarreras de cada zona. Y de hecho les gustan esas medidas y se sienten más a gusto con unas determinadas. Así que ya sabes por donde pueden ir los tiros, y nunca mejor dicho, en cada guitarrero y en cada sitio”.
¿Cómo notáis el mercado?
Fernando: “Lo vemos en auge. Tras toda la labor de Paco de Lucía la guitarra flamenca ha crecido exponencialmente. Hoy en día en todo el Mundo se toca y además bien, con soniquete y con flamencura. Eso antes era impensable. El flamenco debe crecer así, manteniendo las señas de identidad que le hacen inconfundible”.
Carlos: “Igualmente son fundamentales las relaciones con clientes a nivel internacional, para llegar al máximo número de amantes de la guitarra flamenca”.
También comercializáis otros productos
Carlos: “Afortunadamente contamos con Ángel Quicile, un artesano de un prestigio contrastado, un privilegiado que puede vivir del arte de sus manos y hace esculturas taurinas, abstractas, religiosas, flamencas… es un gran aficionado al toro y al flamenco y trabaja la arcilla, la piedra, algo el metal… es un artista muy completo”.
¿Qué metas os habéis planteado?
Fernando: “Acabar siendo una referencia en este sector, que los guitarreros y guitarristas confíen en nosotros. Ser proveedores de las mejores guitarras flamencas de este país. Y, por supuesto, empezar a patrocinar eventos flamencos, tales como actuaciones, festivales, master-classes, etc. Siempre partiendo del respeto a todos ellos. Queremos contribuir a poner en valor la guitarra y en general el flamenco, evitando cerrazones y opacidades”.
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