“EN ESTE PAÍS TODAVÍA NO SE HAN DADO CUENTA DE QUIÉN FUE PACO DE LUCÍA”
Gran parte de los chalaos que nos lean serán jóvenes, tanto que lo mismo ni habían nacido cuando un huracán guitarrístico arrasó el mundo del toque, allá por principios de los noventa. Cómo no, capitaneados por Paco de Lucía, los tres mosqueteros fueron el genio de Algeciras, Juan Manuel Cañizares y un jovencísimo pero deslumbrante José María Bandera Sánchez (Algeciras, 1961) quien andando el tiempo sería imprescindible en algunas de las mejores compañías de toda la historia del baile flamenco. Volvemos a él, en una especie de revival y reivindicación de la actualidad de un tocaor que merece más y mejor trato. Y no por ser sobrino de quien es.
Texto: Pablo San Nicasio Ramos
Fotos: Archivo José María Bandera
Guitarrista, pero algo más, ¿no? Porque tengo entendido que estudiaste ingeniería…
“Lo dejé por la guitarra, estudié un año y medio…”
Eras buen estudiante
“Me considero mejor guitarrista… no te creas, eso les costó un disgusto a mi madre y a mi tío Paco. Mi abuelo tenía unos puestos de verdura en Algeciras… y cuando no iban bien tenía que tocar la guitarra en fiestas para recoger el dinero que no ganaba con los negocios de verduras. Y mi madre tenía grabado que cuando mi abuelo tocaba la guitarra era porque la cosa no iba bien. Así que, que mi madre viera a su hijo con la guitarra… eso para ella no era sinónimo de nada bueno. Así que me llamó un día Paco y me dijo de mala leche: ¿Qué pasa, que quieres tocar la guitarra…? Y yo… pues sí. Y tenía que tenerlo muy claro”.
¿Cuándo empezaste entonces?
“Con ocho o diez años. O puede que antes. Recuerdo mucho venir a Madrid de muy niño a la calle Ilustración a ver a mis tíos y a mi abuelo. Y en Algeciras, para mí el día que íbamos al barrio de la Bajadilla a ver a mi abuelo era una fiesta. Recuerdo cuando se vinieron a Madrid mi tío Paco, Pepe y mi abuelo… y venía desde muy pequeño a verles. Hay una foto con Paco… yo tengo una guitarra de juguete. La habíamos comprado en Gravina, en los Hermanos Conde…»
Foto mítica esa. ¿Eras consciente de lo que significaban los Lucía?
“Mi familia no tanto, pero sí era consciente de quién era Paco. Con tres o cuatro años. Lo tenía clarísimo. Fue como mi hermano mayor porque él pasaba mucho tiempo en mi casa, no le gustaba estar en Madrid. Esa fuerza interior, esa manera de pensar, de tocar, de crear… era excepcional. Es más, cuando él sacó “Entre dos Aguas” y tuvo aquel reconocimiento…yo decía… ¿pero es que no le conocíais? Algo que quizá haya pasado ahora cuando murió. Todavía no se han enterado de quién fue Paco de Lucía. Si hubiera nacido en otro país…más que Cantinflas en México o Chaplin en Francia”.
«mi madre tenía grabado que cuando mi abuelo tocaba la guitarra era porque la cosa no iba bien. Así que, que mi madre viera a su hijo con la guitarra…»
Pero entonces, tu maestro, ¿fue Paco? Tengo entendido que fue su padre Antonio, de quien se ha dicho y escrito de todo. Sobre todo se habla de su dureza.
“Sí, es cierto. Había días en los que me ponía a llorar. Y mira que a mí me gustaba la guitarra. Y cuidado con este dedo, cuidado con la mano, el pie…te obligaba a coordinar muchas cosas… muchas veces lo quería dejar. Como lo dejó mi tío Antonio o mi madre, que cantaba además muy bien pero no se pudo dedicar profesionalmente porque mi abuelo no quiso”.
Al final… tendría que dejarlo, hay un momento en que lo superas.
“Ramón me ponía cosas… pero Paco fue incapaz de ponerme falsetas o darme clase. Lo que yo aprendí de Paco fue de otra forma”.
Conviviendo día a día con él… eso da para una tesis.
“Date cuenta de que yo no bajaba a la calle a jugar. En esta urbanización, al lado, vivía muchas épocas Paco. Venía con su Citroën y cuando veía el coche me iba a verle. Y yo me pasaba horas y horas viéndole estudiar. Ahí he aprendido más que en las clases de mi abuelo o de Ramón”.
Profesionalmente, empiezas ¿En el 85?
“Ya antes en Algeciras había hecho muchas cosas con las niñas de Algeciras, del baile, en hoteles, lo que fuera. No me planteaba nada. Yo lo que quería era tocar. En Algeciras había buen ambiente guitarrístico en torno a un personaje, Andrés Rodríguez. Lamentablemente eso ya no existe. Es fuerte pero ahora está todo muy muerto”.
Un compañero y paisano tuyo cuenta en mi libro que Algeciras es un páramo cultural
“Los guitarristas de Algeciras somos unos auténticos desconocidos. No estamos en ningún sitio. Pero incluso en lo que se publica de guitarra… no sé. ¿En qué hemos fallado?”
Vienes a Madrid, cambiando un poco de tema… Y entras en “Los Canasteros”
“Madrid estaba ya en horas bajas. Y en «Los Canasteros» a veces ni cobrábamos, a veces me quedaba yo solo de guitarrista y tenía que tocar cuatro horas y pico solo. Me quedaba sin manos, literal. Directamente tocabas sin uñas. Sin micro…”
¿De aquello te vino esa facilidad o tendencia a acompañar al baile?
“Yo ya vine con esa instrucción de Algeciras. La verdad es que en los primeros años acompañé mucho al baile. Mucha gente empieza a tocar cosas muy complicadas y cuando les ponen a acompañar al baile lo ven como algo aburrido o menor. Pero realmente ahí se aprende a rasguear y hacer un acompañamiento, un toque con las señas de identidad de la guitarra flamenca. Recuerdo que en dos días tuve que coger una sustitución para el Ballet Nacional. Acepté aprenderme todo el repertorio en día y medio. No dormí para coger aquel tren. Ahí me gané a María de Ávila, a Merche Esmeralda… era música dificilísima. Repertorio antiguo, ritmos, flamenco una hora y el ballet «Medea» de Manolo Sanlúcar. Total unas dos horas. Tenía veinticuatro años, con esa edad te atreves a todo. Era un contrato de un mes”.
Ballet Nacional, muchísimas colaboraciones… ¿Cuándo te llama Paco?
“Yo ya había hecho muchas cosas con él en público”.
Pero no se conocían, vamos, casi nadie
“Empecé tocando con él a los trece años. Una vez vino casi en Navidad, un día de su cumpleaños, el 21 de diciembre, todo corriendo. Y me dijo, ¿Te acuerdas de lo que te enseñé este verano pasado? (eran los acordes de Entre Dos Aguas y la Zarda de Monty) a ver tócalos. Y mientras yo acompañaba él estaba de pie tocando. Empezó a tocar como una bestia… picando como si no pasara nada, de pie. A diez mil por hora, tenía prisa. No sabía yo por qué. En esto que dice: coge la guitarra que nos vamos a Ronda a tocar. Y esa noche tocamos en Ronda. Así empecé con Paco. Y luego hice muchas giras con él, con Ramón, en festivales de Jazz, con el sexteto. En la Cumbre Flamenca del teatro Alcalá…”
«Paco era exigente consigo mismo pero a los demás también nos daba caña. Luego en las cenas, en medio del cachondeo que había cuando hacíamos guerra de migas de pan, te decía: oye, la escala de esto no la has hecho… ojo. Al final se convertían en cenas de trabajo»
Los guitarristas hasta que no vemos eso en los créditos de un disco, parece que no hay otra cosa. Y había vida antes de vuestro disco a trío. ¿Cómo era Paco de exigente en el escenario?
“Ver a Paco allí… él era muy exigente, pero todo era de un carácter de risa y broma que quitaba hierro. Decía OLE en los fallos de la gente… se crea un clima amigable en el escenario. También nosotros le decíamos OLE, no te creas. Paco era exigente consigo mismo pero a los demás también nos daba caña. Luego en las cenas, en medio del cachondeo que había cuando hacíamos guerra de migas de pan, te decía: oye, la escala de esto no la has hecho… ojo. Al final se convertían en cenas de trabajo. Y si tú eso no lo haces en ese tono jocoso pues luego salta la cosa de cualquier forma. Él se daba cuenta de todo. Un día estábamos el trio y vio a una mujer dormida en la primera fila. Eso le daba mucho coraje. Así que nos dijo que cuando se despertara la miráramos los tres a la vez, fíjamente. La mujer se fue agobiando y acabó llorando. Y al final nosotros nos partimos de la risa”.
Al dejar de estar con Paco y estar en otros asuntos, ¿uno se relaja? Dado que es complicado tener una papeleta más dura…
“No, esa inercia sigue contigo. Mantienes el nivel. Me imagino que te refieres a mis andaduras con las compañías de baile, como la de Sara [Baras]. Esa andadura es muy exigente, y hay que darlas todas. Yo calculo que con Sara hice unas mil setecientas galas, unos siete años y medio. Y a dos horas de función. No creas… ya te digo que es duro”.
Ahora estás con “Enguarao” un grupo propio. Pero no sabíamos de ti.
“Tengo un disco hecho, finalizado. Un disco de guitarra sola. Lo estaba haciendo cuando se murió Paco y he sido incapaz de volver a ponerme con él. Fue inesperadísimo para mí. Dos días antes hablé con él, me pidió por whattsapp los datos de mi mujer, que es quien hace las castañuelas en su disco “Canción Andaluza”. Yo tenía un tema en el que iba a aparecer él. Había hablado con él cuando murió Félix Grande…”
Por eso dejó él de fumar…
“Ya lo había intentado antes…pero no había podido. Tengo la sensación de que fueron unas pastillas para dejar de fumar las que pudieron hacerle daño…”
[La conversación sigue un rato en estos derroteros, conversando acerca de las causas exactas de la muerte de Paco de Lucía, pero por tratarse de rumores, hipótesis y un diálogo fundamentado en opiniones sobre algo de lo que nunca sabremos las causas exactas, preferimos dejarlo ahí]
Volvamos a “Enguarao”, con tu amigo Tito Alcedo, un fenómeno de la guitarra
“Él y yo ya llevamos mucho tiempo. Y la cosa va ahí, creciendo. Aún sigue, tenemos cante, percusiones también… pero con tanto impuesto…”
Tú, que has visto el Mundo entero ¿Cómo está aquí la música en relación a otros países?
“Aquí la música sufre una constante agresión directa. El IVA, que le pregunten a un candidato a presidente por los artistas y diga: ¿Los artistas? Los artistas son los que se levantan a las seis de la mañana. ¿Qué clase de candidato es este? ¿Qué se piensa que hacemos? No me gusta meterme en política pero aquí, en este país, la mitad se nos va en impuestos”.
Pero dime países por ahí, porque nos vamos todos
“Poca cosa. No tan mal como aquí pero vamos… hay que pedir un mínimo para luego sacar algo para cada miembro del grupo, y aún así alguno se escandaliza. Pero es que vas por ahí con este grupo, “Enguarao”, que es una bomba y la gente alucina. Y en los escenarios más exigentes te encuentras al público cinco minutos aplaudiendo”.
¿La muerte de Paco encima ayuda a esa huida de capitales del flamenco y su guitarra?
“Se ha quedado un nivel altísimo de guitarra. Algo impensable si Paco no hubiera existido. Otra cosa es la percepción que tengan los sponsor. Que, ojo, a lo mejor es la buena. Fíjate lo que te voy a decir. A lo mejor esa percepción es la buena. Pero el nivel es altísimo. Y hoy por Facebook ves a gente brutal. Al sponsor le gusta vender una figura, el nombre es lo que mete el dinero en la taquilla. Es así de triste, lo aceptas y te vas corriendo o peleas. Yo no sé hacer otra cosa que tocar la guitarra así que hay que pelear”.
@pablosannicasio