“Fusión… no me gusta ni el nombre”
Resulta increíble la energía que desprende a sus 87 este navarro. Pionero y genio absoluto del jazz en España. Antes y mejor que nadie Pedro Iturralde (Falces, Navarra. 13-VII-1929) sentó las bases de una cultura musical que, probablemente se pierda con él: la de equilibrar con escrupuloso cuidado la intuición y el academicismo. No hagan caso de los que se arrogan ser profetas del jazz, de anunciar como mesías los Berklee y demás…con Iturralde sí que salen las cuentas.
Se cumplen cincuenta años de sus escarceos con el flamenco y quedamos en su casa de Madrid para recordarlo. Tras tres horas de charla e infinidad de emociones, salimos con ganas de volver y llamarle de vez en cuando. Si hubiera que buscar un maestro de la música en Madrid y alrededores, los chalaos ya no tendríamos dudas.
Por Pablo San Nicasio Ramos @pablosannicasio
Hace cincuenta años del disco que hizo usted con Paco de Lucía, y ya entonces era una celebridad del jazz
“Yo empecé aquí en Madrid en el Whisky Jazz Club, hoy no existe. Quizá fue el primer gran sitio de jazz en España. He pasado por el edificio España, el que ahora está dando tanto que hablar, fue la época en la que estuve en Líbano, en Grecia, en Argelia… años dorados en los que, como bien dices, también trabajé con Paco de Lucía”.
Usted cuando empezó… ¿El saxo era un instrumento académico?
“No, pero aún así se puede decir que mi formación es académica. Un híbrido entre esa formación y el jazz. Y empecé desde bien pronto. Mi padre me decía que hiciese una carrera, que la música no era vida, aunque mi madre sí me apoyaba. Realmente me iba bien. Entré en la banda de mi pueblo, luego pasé al baile. Eso era algo verdaderamente grande. No sabes lo que he luchado yo para poder ser músico. Y lo cierto es que con catorce años ganaba tres veces lo que mi padre. Así que algo tenía que tener porque, a pesar de las pegas, me llamaban y me contrataban.
A los quince años era ya músico, hecho y derecho. Trabajaba en Logroño y me empapaba de solfeo, armonía… a la vez que trabajaba. En Logroño llegó a haber siete clubes de música en directo. Alucina. Eran años en los que tocaba clásico, copla… Y además tocaba la guitarra, el violín, el clarinete, el piano… años en los que fui a Pamplona a San Fermín, y toqué mientras toreaba Manolete. A mí no me gustaban los toros, pero fue verle y… aquello fue una locura. Me movía en muchos sitios, la mayoría del norte de España y con géneros diferentes como te digo: clásico, jazz, pasodoble, improvisaciones melódicas… además me iba enterando de lo que venía de Estados Unidos a nivel jazzero y de Europa a nivel de clásico. Ah, y tutéame”.
«No sabes lo que he luchado yo para poder ser músico»
Todo va lanzado…
“A los dieciocho años ya estoy de gira por el Mediterráneo, diferentes países. Hasta que la mili me llamó a filas. Y mira, oye, podía haberme librado siendo músico de las bandas. Yo quería ser o músico o soldado, pero una especie de sí pero no… o me dejaban libre o era soldado con todas las de la ley. Y me mandaron a un destacamento de zapadores de montaña al norte de Navarra, con horarios horrorosos, marchas, dormir en tiendas, a la intemperie… hasta que me reclamaron de Burgos, donde fui como músico”.
Buenas noticias
“Y me encargaron hacer una orquesta para los bailes, actos oficiales, etc…”
Y fin de la historia militar
“Sí, ya ahí volví a la gira que te dije antes, por Líbano, Grecia… y fíjate, por las bases americanas de toda Europa. Ya me asenté en Madrid. Que no era el Madrid que ves hoy… era la posguerra, acababa de morir Manolete.
¿Y venían por aquí los mejores de Europa?
“Aquí contratábamos en Whisky Jazz Club a gente del máximo nivel. Fuimos los pioneros del género en España. Estábamos en la calle del Marqués de Villa Magna. Y, además de eso, introdujimos la forma de enseñar jazz en España, al modelo de la Escuela Normal de París. Algo que, en el conservatorio no fue aceptado. Tenía que enseñar de forma académica”.
Volvamos al flamenco
“Tenía muchas ganas de hacer aquello. Yo conocía la música de mi paisano Sabicas, y en Logroño me habían obligado a tocar muchas piezas: pasodobles, copla, música nacional española… música que, de alguna manera me hacía improvisar sobre la escala frigia española. Y luego llegó lo de Paco de Lucía.
Ciertamente recibí críticas injustas y mi culpa fue en parte por llamarlo “Jazz Flamenco” cuando debí llamarlo “Jazz sobre Andalucía”. Además, casi todos los que escribieron sobre esto no sabían lo que hice. Se piensan que improvisé sin más. Cogí las trece canciones populares españolas que recuperó Lorca. Estaban editadas en música pero sin una estructura A B A, o de este estilo. Que es algo con lo que siempre trabajamos los jazzeros y que, como digo, no se daba en estas piezas. Y yo lo que hice fue desarrollar un procedimiento muy académico pero a la vez muy flamenco de la improvisación. No fue algo que salía de la nada. Pablo, debes difundir esto.
«Recibí críticas injustas y mi culpa fue en parte por llamarlo “Jazz Flamenco” cuando debí llamarlo “Jazz sobre Andalucía”. Además, casi todos los que escribieron sobre esto no sabían lo que hice»
Así que lo que hice fue primero hacer una especie de cante con el saxo y luego escribir la improvisación en papel pautado sobre motivos de la melodía. Con cabeza. [En este momento me regala las partituras]. Muchos decían que esto no era natural, que no triunfaría… pues ya ves. Unos águilas.
En este disco, en las primeras grabaciones, está Paco de Antequera y luego se incorporó Paco de Algeciras, que es como se llamaba Paco de Lucía, pero no podía poner su nombre. Algo que luego, en el disco siguiente que grabamos en Alemania, no sucedió, se despistó alguien, puso su nombre auténtico y el disco lo retiraron por temas burocráticos de las discográficas. Bueno, salió pero en cuanto se dieron cuenta los retiraron. Hoy es una pieza única. De Paco de Lucía me habló Alberto Vélez, un guitarrista que hablaba maravillas de él”.
“La gente se piensa que improvisar en música es hacer lo que a uno le da la gana. No, improvisar es algo muy serio”
Entonces ¿esto es fusión?
“No me gusta ni siquiera el nombre. Eso que llaman fusión es algo que no está bien dicho. Se debería llamar jazz sobre temas flamencos, o temas andaluces. O flamenco sobre temas de jazz… pero fusión alegremente… siendo músicas tan diferentes… Nunca lo vi claro ni lo sigo viendo. Precisamente porque lo que yo hice fue escribir, metódicamente, lo que hacía y no dejar nada a la intuición, que fue lo que algunos ignorantes escribieron. Sin tener ni idea de música, por supuesto. Qué leche, vente al piano que lo toco y lo ves”.
Pues vamos
[Vamos a su piano y toca «Anda Jaleo». Primero el tema y luego la variación. Para más tarde hacer la improvisación. Vamos por su casa, su estudio, el piano, su equipo de audio. El maestro no para. Es capaz de tararear milimétricamente cada nota de cada standard y de cada pasaje del disco grabado hace cincuenta años]
“El orden es la canción, luego la parte de piano variada y luego la improvisación que se transcribió y se evolucionó, se mejoró. La gente se piensa que improvisar en música es hacer lo que a uno le da la gana. No, improvisar es algo muy serio”.
¿Qué opinaba Paco?
“Le encantaba. Era algo totalmente nuevo para él. Eso de improvisar, que yo transcribiera lo que tocaba, variara un tema, añadiera otros músicos… cuando nos fuimos de gira por Alemania con esto se empezó a dejar los pelos largos y alucinó con los jazzeros. Conoció a los números uno. A Miles Davies, a Thelonius Monk.. por ejemplo. Paco tocaba fantásticamente, no tocaba jazz, pero tenía una gran intuición y unas condiciones… qué te voy a decir. Luego grabó la cosa más simple, Entre dos Aguas, y mira”.
¿Cómo está el nivel del saxo jazz en España?
“No lo veo muy bien, no sé. Quizá no es una época clásica ahora en la que se trabajan los standard y se manosean bien manoseados para luego evolucionarlos. Quizá se desconoce bastante lo que es el antecedente de todo lo que se quiere hacer ahora… pero es sólo una opinión”.
¿Tú has estado en Berklee?
“Sí, me llamaron un verano y me pusieron una nota de EXCELENTE al trabajo final que hice sobre series dodecafónicas pero con sentido melódico, no matemático… ahora dan todos los estilos… no sé. Yo lo conocí cuando era menos grandioso y fastuoso. Ahora mismo eso es otra cosa”.
¿Pero cómo puede ser que tengas esa fuerza con ochenta y siete años? Eres un músico que desmiente a todos los que buscan o justifican la mala vida de los de este gremio.
“No te creas, hubo un tiempo en que tenía los pulmones hechos polvo. En la época del Whisky Jazz club parecía que fumaba muchísimo. Fueron diez años donde tenía que tocar a diario aspirando los humos de la cantidad de gente que fumaba allí. Por ejemplo el humo de Ava Gardner. Así que el médico me dijo que aquello podía acabar conmigo. Había perdido mucha elasticidad en los pulmones. Todo olía a tabaco. El instrumento, la ropa, mi aliento… pero me cambié de casa y empecé a hacer bicicleta y a andar. Aquello acabó y ahora toco mejor que nunca”.
¿Qué planes tienes en lo que queda de año?
“Tengo conciertos, bastantes, no te creas. Sagunto, tocaré mi Suite Helénica con orquesta sinfónica, en Soria. Iremos por Huelva…”
@chalauracom