Que no nos hagan ministra
nunca a Mayte Martín
Fotografías: David Mudarra
Queridos amigos chalaos, amigas, queridísimo ex ministro Màxim. Madre mía lo revueltas que andan últimamente las aguas, mires donde mires hay tormentas y desbordamientos, y la cuenca hidrográfica de nuestras Bellas Artes no es una excepción, y aquí estamos todos con la caña tiesa a ver quién pesca el salmón más gordo. Decía Miguel Delibes en su libro Mis amigas las truchas: «cuando la truchita se alborota, se aletarga la truchota». Bueno, pues por ganas de alboroto no será —truchita que es uno—, así que voy a aparcar la caña un rato y voy a sacar de la funda la escopeta.
La otra semana (8 de junio, viernes) estuve en los Teatros del Canal viendo a Mayte Martín. El espectáculo se encuadraba en el XIII Festival Flamenco de la Comunidad de Madrid, Suma Flamenca 2018, y se titulaba alCANTARaMANUEL. O sea: poemas de Manuel Alcántara musicados por Mayte Martín. Composición y dirección artística: Mayte Martín. Arreglos: Mayte Martín y Nelsa Baró. Voz y guitarra: Mayte Martín. Guitarra: Alejandro Hurtado. Violín: Dani Cubero. Contrabajo: Guillermo Prats. Percusión: Chico Fargas. Duración: hora y media. Valoración (cabalmente fundamentada en el conocimiento y sensibilidad de éste que les habla): una verdadera maravilla.
Era la primera vez que veía yo en directo a Mayte Martín y, bueno, tampoco es que me cogiera por sorpresa la aleación personalísima de brío y dulzura con que esta mujer moldea su voz, una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, Inténtalo encontrar, es de esta señora, pero, como es obvio, una cosa es oír discos en casa y otra muy distinta la música en directo. Buen gusto, espíritu sereno, libertad insobornable, eso transmite Mayte Martín.
—Para mí la música es un acto de amor y no puedo colaborar con gente a la que no respeto —explicaba nuestra artista en Crónica Jonda, la road movie flamenca de Silvia Cruz Lapeña.
Y sobre el asunto del crowdfunding para sacar los discos a su aire explicaba esto otro:
—Para mí no es la última opción, es la única.
Ole el coraje y la rebeldía.
Salí de los Teatros del Canal encantado, y eso que Inténtalo encontrar no entró en el repertorio porque la idea era no apartarse de la inspiración de Manuel Alcántara.
Fenomenal, felices todos, pero hete aquí que ese mismo viernes, apenas unas horas antes del concierto, tuvo lugar el primer consejo de ministros del nuevo Gobierno de España, en el que un señor muy risueño interpretó el papel de Ministro de Cultura y Deporte. Ya sé que están ustedes al tanto de los acontecimientos, pero si hay en este país alguien obligado a pronunciarse sobre el particular somos nosotros, o sea: somos Chalaúra, el flamenco y la copla es nuestro negociado, no podemos hacernos los locos ante semejante petardazo de folklore nacional. Tranquilos, va a ser un parrafillo de nada:
Es mucha la antipatía que siento por el ex ministro Màxim, muchísima, de verdad, exactamente la misma antipatía que siento por cualquier escritor vivo que tenga más éxito que yo, lo que significa que a día de hoy apenas hay escritores vivos por los que no sienta yo antipatía, de hecho, es muy posible que sólo haya un escritor vivo por el que no sienta yo antipatía: yo. No es tan confuso como parece: es muy posible que yo sea el único escritor vivo que no tiene más éxito que yo. A partir de aquí: ¿qué me parece a mí personalmente el visto y no visto de Màxim como Ministro de Cultura y Deporte? Bueno, digamos que mis pareceres personales han experimentado una evolución tan desbocada como el paso del propio Màxim por el Gobierno de España. La primera sensación fue de incredulidad: tiene que ser un chiste, pensé. Después indignación: era un chiste, en efecto, pero era real. No le bastaba con tener más éxito que yo como escritor, ahora encima pez gordo. Después empecé a verle el lado bueno: una vez instalado en su sillón de mandamás, había posibilidades de que se dejase de best–sellers. Después me olvidé dos días del tema, al fin y al cabo la política profesional y los best–sellers han sido toda la vida latrocinios perfectamente compatibles. Y finalmente, cuando el compi Màxim se vio obligado a dimitir por sus líos con los dineros, sentí mucho susto. Menos mal que luego encontraron sustituto pronto y volví a respirar. Imagínate que hubieran hecho ministro a una persona de verdad valiosa para el mundo. A Mayte Martín, mismamente. No quiero ni pensarlo. En fin, recemos para que nos dejen en paz a los artistas buenos.
Germán San Nicasio
Escritor