‘Carne con paapa y pan pa mojá’
Pues sí, así salió este jambo del espectáculo flamenco ‘Qué pasaría si pasara’. Alegre y vacilón tatareando un sabroso plato que habíamos coreado al unísono todo el público a ritmo de Tanguillos de Cádiz: ‘Carne con paapa y pan pa mojá’… Carne con paapa y pan pa mojá’. Buen rollito cadizqueño.
‘Qué pasaría si pasara’ es una ‘performance’, en el que cuatro jóvenes artistas flamencos y gaditanos: David Palomar, Riki Rivera, El Junco y Roberto Jaén, buscan, como si de un equipo de ‘coaching’ se tratara, liberalizarnos, a través de su ‘Guasaterapia’, de típicos tópicos y ‘verdades absolutas’ que ‘okupan’ el Flamenco, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, que frenan su evolución y que, a lo mejor puestos a cuestionar, ni son ‘puras’ verdades, ni son tan absolutas.
Polifacéticos. Lo primero que me llama la atención de ¿Qué pasaría si pasara? es que estos cuatro ‘Mosqueteros del Desparpajo’ están ‘todos a una’ y todos se atreven con todo. David Palomar (Cante) , Riki Rivera ( Guitarra ), El Junco ( Baile) y Roberto Jaén (Percusión) no tienen ningún recato a salirse de su ‘terreno’. Los cuatro cantan, bailan, interpretan, y lo que haga falta, con una soltura ‘innata’ que sorprende.
Díganme lo que quieran, pero en un espectáculo que quiere desmontar ‘flamentópicos’, pienso que algo tendrá que ver en esta facilidad y destreza en el humor, música y compás, ser de Cádiz. Táchenme de simplón. Me atengo a las consecuencias.
Chalaúra cadizqueña.
Me asombra y no sé si me descoloca que dentro de todo este maremágnum de humor fronterizo con el ‘Pericón de Cádiz’ más surrealista, que de repente, así de sopetón, David Palomar se arranca por unas sentidas ‘seguidillas’ que dejan a este jambo desconcertado. ¿Pero esto no era una fiesta?. Más tarde después de más algarabía y cantes festeros volverá a ‘destemplarnos’ con una emotiva ‘soleá’. Alucino como se puede cambiar de registro en un ‘tirititrán’.
La sala Jardiel Poncela está dispuesta para la ocasión con el público rodeando a los artistas por tres lados, con lo cual la cercanía hace que te sientas muy cerca, casi dentro del escenario. Un lujo vivir esta experiencia que ‘casi roza’. Me impresionó el baile sobrio de ‘El Junco’. No hay lugar para guirnaldas ni florituras. El ritmo y compás es dueño y señor. Disfruté mucho con su ‘tesina’ acerca de la evolución del compás en la vida de los seres humanos desde los tiempos prehistóricos hasta nuestros días. Totalmente de acuerdo, sufrimos de arritmia galopante y así nos va.
Menos mal que estos 4 benditos doctores, bata blanca para la ocasión, nos aplicaron, allí en vivo y en directo un tratamiento de ‘shock’ que consistió en sincronizarnos a todos a ritmo de ‘tanguillos’: ‘Carne con paapa y pan pa mojá’… Carne con paapa y pan pa mojá’. Chute de alegría.
El remate de fiesta fue la brillante versión estilo ‘Bulerturmix’ del tradicional chotis ‘Madrid, Madrid, Madrid’ que compuso, tiempo atrás , el maestro Agustín Lara.
Entusiasmo en los aplausos y público feliz.
Seguiremos la pista a estos simpáticos mozalbetes juntos y por separado.
Me despido de ustedes con un pensamiento: ‘El flamenco no cabe en una nevera’.
@esejambo.