Presentación en Sevilla del disco «Maestros del Arte Clásico Flamenco»

Aquí os dejamos un vídeo resumen del concierto en el que se presentó el disco «Maestros del Arte Clásico Flamenco» que, con las guitarras originales de Ramón Montoya y Manolo de Huelva, interpretó el joven maestro de la guitarra Alejandro Hurtado.

El joven maestro Alejandro Hurtado interpretando los toques clásicos de los maestros Ramón Montoya y Manolo de Huelva

Mayte Martín en la Suma Flamenca 2020

REGRESIÓN COLECTIVA (CON MULTIORGASMO)

No fue sólo Mayte Martín la que vivió “una regresión conmovedora” el pasado día 17 en los Teatros del Canal. En realidad, fueron todos los que asistieron a su megarrecital.

Sin duda uno de los platos fuertes de la Suma de 2020 y también de todo el año.

Y es que su “Déjà Vú” es, de largo, su apuesta musical más contundente. Lo más complejo, abierto y versátil de su carrera. El espectáculo en el que más registros de la cantaora vemos. Trascendiendo no sólo al flamenco clásico, al más rompedor e incluso a la Mayte de boleros, la que añoraba tanto su recordado Montoliú.

Realmente es un volver a sus inicios, a su lanzamiento, a sus “hits” y a su universo musical. Es Mayte. Ver “Déja Vú” es ver a Mayte Martín en toda su expresión.

Es comprender que ella valora, y mucho, a cantaores/as olvidados (a posta) por parte del flamenco. Los mismos Campanilleros del inicio fueron una reivindicación, no sólo a la Niña de la Puebla. Es un canto-e a un grupo de artistas a los que se ninguneó tiempo atrás. Y quien crea que los Campanilleros son estilos menores les animamos encarecidamente a escuchar la versión de Mayte y guitarras. Por cierto, a la Niña de la Puebla la dieron por muerta para no rendir cuentas de su ausencia en alguna serie flamenca televisiva. Que lo sé yo.

Pero además, comprender a Mayte es rebuscar en Pastora Pavón por peteneras. Es venirse abajo con esa vidalita que todos coreamos y es, por supuesto, tirarse un buen rato por soleá de todos los pelajes. En la catalana conviven todas las estéticas, épocas y “tamaños” de cantes.

Pero como Mayte es multiorgánica en lo musical y hace multiorgásmico a su público, no sería Mayte sin acordarse del folclore patrio y pasarlo por la túrmix de sus musicazos. Las versiones de las “Morillas de Jaén” y “Los Cuatro Muleros” están pidiendo una transcripción para voz y dúo de guitarras obligatoria en las aulas de música de cámara.

Comprender a Mayte Martín es saber con certeza que ella es bolero, es un par de bulerías históricas que abren y cierran “Querencia” y es saber que con ella no va cualquiera. Mayte sabe tocar muy bien y por ello es la mejor a la hora de escoger guitarristas (como su admirado Morente). Alejandro Hurtado y José Tomás Jiménez Villalta, dos bordones como dos soles, son la guitarra total.

Y saber escoger percusionistas que no peguen porrazos (inmenso David Domínguez) poner músicos donde otros sólo ponen amiguetes y elevar el baile flamenco a la categoría de lujo oriental. Esta vez en la persona de Patricia Guerrero.

Realmente sí, fue una regresión, pero sin el ánimo de desenterrar algo que estaba latente porque todos sabemos que Mayte lo lleva siempre en su mochila muy a mano. Lo impresionante es que lo saque todo en la misma sesión. Ahí deja claro quién es quién.

Concienciados, como bien dijo la protagonista, pero con ganas de ir al teatro, así sí. No todo el mundo es capaz de sacarte de casa sin vacuna. Pero un multiorgasmo bien lo vale.


Redacción www.chalaura.com (Pablo San Nicasio Ramos-L.Miguel Hernández)

Mayte Martín. «AlCantarAManuel» (Por Germán San Nicasio)

Que no nos hagan ministra

nunca a Mayte Martín

Fotografías: David Mudarra

Queridos amigos chalaos, amigas, queridísimo ex ministro Màxim. Madre mía lo revueltas que andan últimamente las aguas, mires donde mires hay tormentas y desbordamientos, y la cuenca hidrográfica de nuestras Bellas Artes no es una excepción, y aquí estamos todos con la caña tiesa a ver quién pesca el salmón más gordo. Decía Miguel Delibes en su libro Mis amigas las truchas: «cuando la truchita se alborota, se aletarga la truchota». Bueno, pues por ganas de alboroto no será —truchita que es uno—, así que voy a aparcar la caña un rato y voy a sacar de la funda la escopeta.

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