¡¡Larga vida a Villa Rosa!!

Nombre que siempre sale en las antologías de las Edades de Oro del flamenco (que ha habido varias) el tablao Villa Rosa permanece en pie ciento cinco años después de su primera apertura. Con espíritu renovado y con afán exclusivo en la difusión y mejora de las calidades flamencas y copleras, reabrió hace cinco años dejando atrás las medias tintas de una coyuntural discoteca. Con un nombre rápidamente asentado en el panorama madrileño, charlamos con Rebeca García, su directora de Marketing y con Jonathan Miró, su director artístico.

 

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Fotografías: Elena Campos Cea


Estamos de aniversario

Rebeca: “Ciento cinco años desde que esto empezó como colmao, luego café cantante, tablao y desde hace cinco años ya, esta última etapa en la que estamos y en la que revive el espíritu inicial de apoyo exclusivo al flamenco”.

Jonathan: “Aquí venían los señoritos al principio, en las fiestas privadas, lo que era un colmao como tal. Fiestas que ellos se pagaban en los reservados, en los sótanos de Villa Rosa y que luego dieron lugar a que esto fuera el epicentro del flamenco mundial”.

 

Eso tenía entendido yo, que había sótanos

Rebeca: “La época de discoteca, imagino, cambió esa fisonomía y uso de los sótanos que pasaron a ser almacén. Ahora el flamenco se hace sólo en esta planta principal. Abajo había cuatro salitas, cada una con un nombre, donde se hacían las fiestas privadas.

También detrás de los arcos de la segunda barra, esta que está más en el interior, había un patio sin techo”.

Un poco como “Los Gabrieles”, con espacios reservados

Jonathan: “Eso es, lo que sucede es que en aquel lugar empezaron antes el flamenco. Se cuenta que el maestro Antonio Chacón tuvo algún roce con el dueño de “Los Gabrieles” y se trajo la actividad flamenca aquí. Tras la Guerra Civil se utilizó ya Villa Rosa como tablao, como ese concepto más próximo a lo que hay ahora”.

«No paramos de pensar, si paras te quedas atrás. Y sí, hay competencia, pero no se trata de eso sólo. Tienes que ponerte en tu sitio y ofrecer lo bueno a su precio. Y somos empresa, no tenemos ayudas, no somos una ONG, Fundación, Asociación… esto es una empresa, y muy inquieta»

Yo conocí esto como discoteca, que se me abrían las carnes… 

Rebeca: “En 2007 y esos años se hizo flamenco semanalmente, algunos eventos, dos o tres, por semana. Es decir, compatibilizaba la sala de fiestas, discoteca y “tablao” por así decirlo. Lo que sucede es que esas sesiones de flamenco, no continuadas, eran costosísimas para los promotores que lo ideaban”.

Jonathan: “Estas personas que venían, que nos contrataban y que, por cierto, nos trataban muy bien, digamos que no tenían en mente un posicionamiento como tablao o tenían unas estrategias de marketing necesarias para que aquello funcionara”.

Rebeca: “En 2011 nos encontramos este espacio tal cual, lo que sucede es que hubo que limpiar todo a conciencia. Tanto escayolas, como los alicatados tan famosos… lo único nuevo es la tela de las paredes y la iluminación. Pero lo importante está intacto”.

Esos alicatados… si, son famosos

Rebeca: “Los de la fachada son de Alfonso Romero, de los años veinte. Y los de dentro son los de los hermanos Santa Cruz, que son de las Cerámicas Villa de Madrid, que por cierto son los mismos que han hecho los rótulos con los nombres de las calles de todo el centro de Madrid”.

«Desde el día uno funcionó, y se situó al tablao en un buen puesto en poco tiempo. Lo que en otros tablaos ha costado años»

Y fue la iniciativa privada la que rescató esto, y encima en años duros de crisis

Rebeca: “Jesús Rodríguez Cerezal, alias “Chuchi”, como le llamamos, quiso rescatar este lugar para el flamenco y dio todo lo mejor de sí mismo. La crisis había empezado en 2008 y era un acto de valor inmenso, realmente. Abrió de una manera tremenda, todavía viene gente que lo recuerda. Se hizo una fiesta para todo el mundo, se entraba gratis, fíjate. Recuerdo que íbamos a pagar la cena, yo todavía no trabajaba aquí, y nos dijeron que ¡era gratis!. Luego entré yo a los tres meses y esas primeras semanas seguía sin cobrarse la entrada, sólo el consumo. Claro, aquello no era muy duradero pero formaba parte de la filosofía de apertura que tenía. Con la mejor intención”.

Jonathan: “Desde el día número uno funcionó, y se situó al tablao en un buen puesto en poco tiempo. Lo que en otros tablaos ha costado años, si no llega a ser un poco por aquella ingenuidad de la gratuidad inicial, pues quizá no se habría apuntalado todo con tanta fuerza”.

Se puede hacer balance de estos cinco años

Rebeca: “Ya el primer año estaba posicionado como un tablao con una programación extraordinaria. Que por otro lado hizo que otros tablaos se “pusieran las pilas” y renovasen sus criterios programadores”.

 Ahí entras tú, Jonathan

“Eso viene de la formación que traigo. Tuve la suerte de trabajar con grandes genios de la danza y el flamenco. Muy poca gente de mi edad puede decir que haya trabajado y compartido vivencias con Gades o Pilar López. Esa gente me ha dado una visión que me ha hecho ser un flamenco no al uso, en el sentido de que se me ha inculcado tener toda la formación posible en cuantos más ámbitos mejor. El mismo Farruco bailaba flamenco, jotas aragonesas o danza española, no es sólo flamenco, que parece ser que es lo que “vende”. Hoy en día se usa mucho el término pureza en el sentido de que si no has nacido entre canastos parece que no eres flamenco. Y la formación global es necesaria y a mí me sirvió para saber con quién podríamos contar para la programación de este tablao. Pero es que además esas figuras de hoy día son mis compañeros, amigos y mi “familia” artística en Madrid”.

Eso tiene mérito también porque a lo mejor no todo el mundo querría “bajar” a un tablao si tiene ya el hábito de aviones y festivales

Jonathan: “Es una cuestión de humildad que los artistas han aceptado. Pero la crisis y las circunstancias han hecho ver que el tablao también tiene un puesto importante en las carreras de los artistas actuales. Y para muchos de ellos no es estrictamente necesario, pero esta semana viene por ejemplo Manuel Liñán, que acaba de ser premio de la crítica en Jerez. Ese tipo de artistas que son grandes pero también son humildes, están colaborando a levantar el nivel de los tablaos en Madrid, empezando por aquí mismo”.

Yo lo vi cuando inaugurasteis. Dije: “Mira, gente joven en un tablao de Madrid, ya era hora”.

Jonathan: “Aquí se trabaja con muchas ganas, se confecciona un cuadro de cinco artistas y hay que dar lo máximo. Se viene a funcionar, no a pasar el rato”.

 

No tenéis cuadro fijo

Rebeca: “Nunca. No. Los artistas aquí no se aburren. No se trata de eso, esto es diferente. La energía por fuerza tiene que fluir de otra manera. Y en ese sentido además Jonathan sabe qué artistas funcionan bien con otros, porque esas cosas no las sabe cualquiera. Por mucho que se sepa de flamenco, no todos los artistas se llevan bien o trabajan a gusto entre ellos. Hay que conocerlos. Y en eso Jonathan aporta muchísimo para confeccionar los grupos”.

Villa Rosa tiene copla

Rebeca: “Se inició la idea a raíz de un programa que se iba a hacer para la televisión pero que al final no vio la luz. Esa idea se mantuvo, porque además aquí hubo copla en el pasado, y con María Gracia, Manuel de Segura y otros artistas se han hecho espectáculos de copla al mediodía. Un par de domingos al mes, al mediodía como digo, esto se llena para ver copla en directo. Y al ser un público mayor, que no trasnochan tanto, vienen encantados”.

«Cuando entré a trabajar a Villa-Rosa, yo creo que casi desde el primer instante en que viví sus espectáculos y luego día tras día, te puedo decir que me volví una adicta al flamenco»

 

La cocina ahora está cobrando importancia en los tablaos

Rebeca: “Los tablaos también tienen a veces la fama de ser sitios donde se ve flamenco pero se come mal. Y aquí de lo que se trata es de que sea una cocina buena pero también asequible. La carne es muy buena, las croquetas caseras… no se trata de poner una paella hecha hace tres horas y cuando hay una crítica en internet se trata de mejorar aprendiendo de los errores”.

 

Hay un concurso aquí, también. De baile

Jonathan: “Madrid no tenía concurso de baile flamenco. Y los tablaos debían ser un poco el escaparate de gente joven que debía ir saliendo. La final de nuestro concurso, en noviembre, tiene mucha expectación y vienen de otros tablaos, que también están en el jurado, para que todos ellos vean lo que hay y destaca en el panorama del baile joven. Es un concurso que ofrece mil ochocientos euros en premios y la posibilidad de cantaor y guitarrista para los participantes que no lo traigan. Eso es, sin duda, encomiable por lo que supone de ayuda para la cantera del baile”.

 

Yo os lanzo la idea de hacer un concurso de guitarra, que también hace falta. Pero bueno, cambiando de tema, aquí también se han grabado pelis y de todo…

Rebeca: “Tacones Lejanos, de Pedro Almodóvar, dicen que la serie “La Forja de un Rebelde”, capítulos del documental “Flamenco Pa´tus Ojos”, de “Cuéntame”, entrevistas relacionados o no con el flamenco, “Ocho Apellidos Catalanes”, Risto Mejide grabó aquí su programa con “Lolita” de las entrevistas de Chester, en mayo se grabará otra película que no podemos desvelar aún… documentales para Francia, Israel…”

El futuro de Villa Rosa pasará por…

Jonathan: “Si seguimos a este nivel será inmejorable. La línea será la misma pero haciendo formaciones diferentes. Queremos traer también figuras del cante “alante” que funciona muy bien en el espectáculo. Le seguimos dando vueltas”.

Rebeca: “Hemos pensado abrir otros espacios o idear otras cosas, pero la legislación muchas veces te condiciona. Se podría hacer algún espacio más íntimo pero todo ha cambiado a nivel burocrático. Y además no se puede tocar nada sin destrozar parte de la esencia de este lugar, con lo cual no es fácil. Sin embargo tenemos dos escenarios en esta primera planta y ya ha habido espectáculos en los que se han utilizado los dos a la vez. Me acuerdo el día que Sandra Carrasco cantó y colaboró José Maldonado al baile y pintando. Mientras pintaba en un escenario, en otro bailaba. Todavía se me pone el vello de punta al recordarlo.

No paramos de pensar, si paras te quedas atrás. Y sí, hay competencia, pero no se trata de eso sólo. Tienes que ponerte en tu sitio y ofrecer lo bueno a su precio. Y somos empresa, no tenemos ayudas, no somos una ONG, Fundación, Asociación… esto es una empresa, y muy inquieta”.

Para finalizar…

Rebeca: «Para mí es un privilegio trabajar en un lugar como Villa-Rosa. Es un lujo poder disfrutar todos los días de tanta belleza y semejante cantidad de arte. Ya sea por su arquitectura como por el nivelazo de artistas que actúan. Desde pequeñita he estado rodeada de arte por la profesión de mi padre, galerista y comisario de exposiciones itinerantes, así que imagino que tengo bastante desarrollada la sensibilidad por diversas manifestaciones artísticas…El flamenco lo descubrí de adolescente y ¡¡me encantó!! pero cuando entré a trabajar a Villa-Rosa, yo creo que casi desde el primer instante en que viví sus espectáculos y luego día tras día, te puedo decir que me volví una adicta al flamenco. Tal cual. Pienso que es de las pocas disciplinas que pueden hacer que varios sentimientos y emociones se manifiesten a la vez en un mismo instante…puedes notar un nudo en la garganta, a la vez una inexplicable sensación de plenitud y felicidad, al mismo tiempo descubrir que tus ojos están inundados de lágrimas pero sin estar triste, sentir que tu alma sonríe, que el cuerpo vibra o se va al compás de la música, palmas, voces, zapateados… sentir que la energía entra en tu cuerpo como un cosquilleo que va desde los brazos hasta la cabeza.. que  igual es lo que llaman «pellizco». Eso que te recorre todo el cuerpo y que te pone el vello del revés…Veo flamenco en muchos sitios y me hacen sentir lo que te comento, bien es verdad que de forma un tanto más separada, pero es en Villa-Rosa donde realmente he podido sentir todas estas emociones como de forma atropellada y simultánea. Quizás por su magia, por su historia, por los artistas que han pasado por allí a lo largo de un siglo y cuya energía sigue estando de alguna forma entre sus paredes y por los que siento un profundo respeto…quizás también por la belleza y magnificencia del lugar en sí mismo …esa es Villa-Rosa, la más hermosa, la más dichosa, la que hace que uno viva experiencias y emociones que no se olvidan, que alimentan el espíritu y el alma no sólo de nuestros clientes, sino de todos los trabajadores que tenemos la suerte de vivirlo día a día. ¡¡Larga vida a Villa-Rosa!!’

@chalauracom

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