De nuevo, Martirio. Pero esta vez junto a su hijo Raúl, un auténtico heredero del arte y el conocimiento (con todas las de la ley) de la tradición y el legado musical de esta zona del Mundo. Aunque también de las de más allá. Músicos “de ida y vuelta” que se acuerdan de Chavela Vargas y su mundo mágico para recordarnos que, al final, son “De un Mundo Raro”. Nos explican donde está y cómo llegar a él.

Texto y Entrevista: Pablo San Nicasio Ramos | Fotos: Jesús Ugalde

 

“Buscamos mantener la llama, no avivar la ceniza”

 

 

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«De un Mundo Raro», así se llama el disco y vuestro mundo ¿Cuál es ese?
Martirio: “El mundo de Chavela, que es el nuestro y a lo mejor el tuyo también. Es el de la magia, la esperanza, uno que no tiene en el materialismo el principal interés…”

Cada vez ¿hay más o menos de eso?
Martirio: “Cada vez hay más gente que quiere ir a ese mundo. Que no puede más de este.”

Chavela es un reclamo espiritual al que se han sumado otros muchos. ¿Lo veis impostado? Vosotros que la conocisteis en persona
Martirio: “Bueno, cuanta más gente la busque será buena señal. Porque anhelan la belleza y la pureza. Y le daremos la bienvenida los que llevamos mucho tiempo en ese mundo. La conozco desde hace mucho. He cantado, comido y reído con ella. Y Raúl y yo estuvimos en sus dos últimos conciertos…que fueron maravillosos.”

¿Desde cuándo estaba esto en vuestra mente? O en la de quién de vosotros estaba esto
Martirio: “Bueno, Raúl y yo teníamos ganas de hacer un disco solos y juntos. Y nos pusimos a ver repertorio. Conforme lo hacíamos comprobábamos que se nos erizaba el vello cada vez que salía un tema de Chavela. Era como si esas canciones empujasen a que hiciéramos algo especial con ellas. Era como una llamada para homenajear a esa mujer que tanto nos dio. Era un repertorio brutal, además muy metido en nuestra cultura.”

¿Esas canciones conmovedoras son las que están aquí o hubo otro filtro?
Martirio: “Nos empapamos de todas. Y fuimos extrayendo con el criterio de que me fueran bien a mis registros de voz, a mi experiencia musical, canciones que tuvieran un hilo conductor, canciones que fueran dramáticas pero no fueran excesivamente trágicas. Porque quería que fuera un disco de esperanza, de dulzura, de rencor perdonado. Y claro, que fueran trasladables al compás flamenco.”

Lo teníais claro, que fuera flamenco
Martirio: “Si, porque es de la manera más pura que se lo podíamos devolver a Chavela.”

¿Ella conocía el flamenco?
Raúl: “Sí, y además te digo una cosa. Temblaba en los mismos momentos en los que los flamencos decíamos OLE. Ella tenía una actitud muy cantaora, que es una actitud iniciática, de mirarse al espejo, de alimentarse para mirar al futuro. No es tanto imitación como recordar, volver a pasar por el corazón.”

No sé si habrá muchos artistas que os hayáis cruzado como ella
Martirio: “Como ella no. Pero quizá parecido en cuanto a vitalidad, vocación, edad de estar joven sobre los escenarios…y ese era Compay. Pero quizá la vida de Compay fue otra.”

¿Y en el flamenco?
Martirio: “En el quejío la comparo a Paco Toronjo o a Fernanda de Utrera. Te miraba y te cuadraba. Te pegaba un tiro al centro de tu emoción.”
Raúl: “Ese quejío de maga, era como el de Fernanda de Utrera. Hacía calor al lado de Chavela.”

“el flamenco es eso, mucha más música de ida y vuelta que lo que podemos pensar. No hay que olvidar que los tangos a principios del siglo veinte se consideraban tangos de negros de Cuba. Y tantas cosas más”

 

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Es un disco muy de cante y toque, muy flamenco, pero también muy acústico
Raúl: “Sí, quizá porque en las técnicas de grabación una de las fuentes le da un toque eléctrico, es un efecto…que por cierto cuesta un dinero… (Risas) quizá es un concepto que choca algo con el purismo pero es un tipo de timbre que creo que luego no riñe con una forma auténtica de expresión flamenca. El disco es una filosofía de hacer música y un resultado final que mantiene la tradición de ida y vuelta mexicana. Además, no hemos sufrido porque el flamenco es eso, mucha más música de ida y vuelta que lo que podemos pensar. No hay que olvidar que los tangos a principios del siglo veinte se consideraban tangos de negros de Cuba. Aquí nadie hablaba de Cádiz. Pues así pasa con muchas cosas, que se ha perdido la perspectiva y la memoria.”

Raúl, como guitarrista no se te conoce tanto. Sí, eres productor, estás muy formado y en el mundillo llevas mucho, pero no sé si tendrás pensado hacer un disco solo de guitarra
Raúl: “Yo creo que soy un guitarrista muy rudimentario. Incluso te diría que malo, como para hacer un disco solo. Además estoy volcado en el tres cubano y no…no creo que lo haga. Estoy preparando un disco, pero no sólo de guitarra. Tendrá mi voz, el tres cubano, los sonidos negros… y habrá América. Mirará hacia atrás, pero disparará hacia delante.”

Pues es una pena, porque lo que hicisteis en “Son de la Frontera” no debería olvidarse ¿Qué pasará con el sonido de Morón?
Raúl: “Se seguirán filtrando guitarristas. Diego del Gastor era un músico de código abierto, no cerrado como se ha dicho. Vendrán más seguidores porque esa música es tradicional para ellos. Tocar por Diego no es sólo tocar sus falsetas. Es tener su actitud.”

¿Cómo aprendiste tú?
Raúl: “Bueno, esa manera de tocar me llegó un poco de manera ritual, mágica. Casi como nos entró la música de Chavela. Me pasé mucho con su sobrino Diego de Morón, el hijo de Joselero de Morón. A veces tres días seguidos de estar con él y hablar y escucharle. Él me decía que tocara pero yo no quería. Además no grabé nada, le escuchaba y luego al final de las sesiones improvisaba pero no quería imitarle, me veía obligado a crear algo y ahí fue cuando empecé a encontrar un lenguaje propio, que era mío.”

 El término “fusión” trae de cabeza a muchos del gremio. Y este disco quizá entre ahí, música de una artista no flamenca pasada al flamenco.
Raúl: “Bueno, los problemas los han introducido más bien los teóricos. Si dentro del flamenco no hubiera esta pelea, que es muy absurda y muy reciente, iría todo mucho mejor. Que no nos pertenece a los músicos pero que tanto daño les hace. Se trata de etiquetar, las tiendas, las discográficas, etc. Es una cuestión más burocrática o económica. En mi caso trato de mantener la llama encendida. Es tradición, no fusión. Es más bien revisión. La tradición que he vivido busca, y buscamos por ejemplo en este disco, como decía Gustav Mahler, mantener la llama encendida, no generar desde la ceniza. Huimos de la etiqueta, en definitiva, porque la música va por delante.”

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