Para ciertas cosas, la mayoría, tener de padre a Don Juan Valderrama debe de ser una bendición. Pero claro, para otras, sobre todo si te quieres desmarcar en parte de lo que fue un estilo propio e inigualable de hacer flamenco; si quieres hacerte un hueco en singular, puede que sea una asignatura más de la cuenta. Hablamos con Juan Antonio Valderrama Caballero, “Valderrama” (Madrid, 24-6-1972) con tanta tranquilidad que pudimos tocarle la fibra y sacar lo más sincero de su pensamiento.
Texto: Pablo San Nicasio Ramos | Fotos: Rubén Rivas Pérez
“El dinero público no libera a la cultura. La hace dependiente”
¿Cómo puede ser que el hijo de Juanito Valderrama escuchara Heavy Metal?
“Es que yo no fui de “Parchís” o de “Enrique y Ana”. A mí me gustaban “Barón Rojo”, “Leño”… llevaba mis chupas con chapas, las pulseras de pinchos…me llamaba mucho eso de reivindicativo que tenían. Que ahora es el rap, el hip hop…”
¿Y el flamenco no dice las cosas por su nombre?
“Sí, pero no lo entendía. Era para gente más adulta. No había entrado en el flamenco. Algo que vino después, con trece años o así.”
Diego del Morao me dijo que su hija Juana apenas escucha flamenco, y mira de dónde viene…
“Normal, cuando lo tienes por castigo es normal. O lo quieres a muerte o escapas y huyes. Con el flamenco tienes que llegar solo tú, va entrando en tu vida paulatinamente. Tienes que dejar que la afición crezca de otra manera. Y si un niño tiene facilidad para tocar desde muy joven no hay que darle la guitarra siempre, hay que quitársela y que coja ganas, porque, como digo, se puede quemar muy pronto.”
¿Cuándo tuviste claro quién era realmente tu padre en el mundo del arte?
«Creo que en la adolescencia. La cercanía te hace perder la perspectiva, a veces le decía que no cantara…. Pero es que era mi papá… lo supe poco a poco pero no dejaba de ser eso, mi padre.”
«Con el flamenco tienes que llegar solo tú, va entrando en tu vida paulatinamente»
¿Y cuándo te decides a dar tú el salto?
“Fue un poco raro. Para mí no hay nada que supere a que en tu DNI ponga “cantaor flamenco”. En el siglo XXI, es como ser samurai. Si mi padre es más joven o yo hubiera nacido antes, posiblemente no hubiera dado el paso. Hubiera sido su manager, o su chófer…me gustaba estar también entre bambalinas. Pero claro, es que yo tenía una vocación, hacía letras, cantaba canciones de mi padre, de Morente, de Marchena…y él me decía que “oye me han contado que has cantado por ahí…” y yo escurría el bulto. Le decía que era mi hermano. Que también canta.
Y yo pensaba además que llamándome Juan Valderrama era demasiada responsabilidad…no lo veía.”
Hasta estudiaste Filología y Periodismo
“Yo quería hacer periodismo de primeras. Pero empecé con Filología porque no tenía nota para hacer periodismo en Sevilla. Tenía intención de diplomarme en Filología y dar el paso, pero a medias tuve la oportunidad de estudiar en Navarra periodismo y allí que me fui.
Allí me hinché a hacer trabajos sobre flamenco, Manuel Torre, las comarcas mineras, etc… A los profesores los tenía fritos.”
¿Y no te dio por seguir por ahí? Con la de hilos y contactos que tenías…
“Sí, era uno más del mundo flamenco. Pero al conocerlo tan bien me decidí a cantar, porque era realmente lo que me palpitaba. Yo me fui al acabar la carrera a una tele de Estepona, tenía hasta mi programa de flamenco todas las semanas. Pero claro, era mi divertimento. A la vez llegaba tarde a casa y al trabajo porque me quedaba escuchando a Cancanilla, al Chino…en fin.”
¿Cómo defines tu formación flamenca?
“Chaconiana, como mi padre. En el cante existen dos escuelas, dos mundos, el mundo gitano y el gachó. Manuel Torre y Antonio Chacón. El duende y el enciclopedismo, la afinación, el virtuosismo. Escucho a Marchena, a Enrique, a Camarón, a Tomás… a los que han sido grandes cantaores sin distinción alguna”.
«En el cante existen dos escuelas, dos mundos, el mundo gitano y el gachó. Manuel Torre y Antonio Chacón. El duende y el enciclopedismo, la afinación, el virtuosismo»
Esa bipolaridad que luego derivó en muchas cosas, la bipolaridad, digo. Mairenismo y esos ataques a Valderrama, entre otros.
“De eso se llegó a un error histórico. Primero hay que entender que Mairena nunca llegó a ser competencia de las grandes figuras de su generación. Es un dato. Antonio el bailarín se quedó sin cantaor y mi padre le recomendó a Mairena. Porque realmente era un gran cantaor para bailar. Y entre ellos se llevaban muy bien.
El flamenco se estaba vulgarizando porque se mezclaba con las variedades y se abusaba de los fandangos, que era el cante de moda como lo es hoy la bulería. Los artistas como Pinto, Valderrama, Pastora, etc tenían que hacer estas concesiones porque no había subvenciones y necesitaban llenar el teatro. Era algo que o se hacía así o no era rentable. Por eso a ellos se les ha achacado la culpa de la destrucción del flamenco. En esa vorágine de varietés mezcladas con el flamenco, algo que por cierto ya pasaba antes en los cafés cantantes, con espectáculos de magia, etc.
Pero es que ninguno dejó de ser un cantaor, oiga. Aunque tuvieran que bajar la dosis de flamenco que servían. Y el Mairenismo responde a ese movimiento de “esto se pierde, lo están destruyendo…” y a la vez una especie de golpe de estado artístico dentro del propio flamenco porque los que antes no habían mandado porque no eran figuras ni el público les apoyaba comienzan a mandar. Se enganchan a los nuevos cambios que se avecinaban. Marchena o mi padre no se dieron cuenta de que los jóvenes eran los que mandarían en el futuro. Pero Mairena sí, y no solo eso, si no que se mata por satisfacerlos, estar siempre con y para ellos. Ahí hay poetas, periodistas, políticos… gente que luego mandó en España. Y ahí Mairena se entroniza como un rey del flamenco cuando no lo había sido en el escenario. Hasta entonces había sido el público el que colocaba a los artistas. Luego entran otros factores para que alguien se considere un grande. Por ejemplo la política”.
Eso suena un poco perverso, cuando la política entra en algunos sectores…
“A los que decimos esto, hay un sector del flamenco que nos aborrece. Mairena crea un estado de las cosas, y pone en las instituciones culturales a mucha gente. En las asociaciones de críticos hay un transfondo mairenista innegable. Y ellos ¿cómo van a morder la mano que les alimenta? Y ojo, separemos a Antonio Mairena, que fue un gran maestro y una persona de educación exquisita, del movimiento que se creó en torno suyo, porque no es lo mismo Jesucristo que la Iglesia. Y el poder fue copado por el mairenismo, ahí entraron subvenciones públicas. Y todo cambió radicalmente. Como digo, es el político quien decide a quién da el dinero, y el público no cuenta tanto.
«Mairena nunca llegó a ser competencia de las grandes figuras de su generación. Es un dato. Antonio el bailarín se quedó sin cantaor y mi adre le recomendó a Mairena. Porque realmente era un gran cantaor para bailar»
Entonces ahora que no hay un euro, ¿volvemos a estar como antes?
“Parecida. Pero ahora hay artistas a los que le quiten lo bailao. Que digo yo. Porque, si llevan años y años llevándose apoyos públicos y viven de ese rebufo, no partimos todos de cero. No estamos en las mismas condiciones. Artistas que han sido apoyados con grandes sumas. Ahora estamos viendo como muchos festivales ya no son viables.
Mi padre tenía a los señoritos, luego llegaron los políticos. Los flamencos siempre dependemos de alguien poderoso que paga. Y el dinero público no libera a la cultura, si no que la hace dependiente.
Solo te hace libre hacer tu propia compañía y hacer tu camino. Me hace mucha gracia ese concepto de la “dignificación” que se supone trajo Mairena. No, mire usted, el primero que se pone smoking y saca al flamenco de las tascas fue Marchena. Que puso los sueldos por las nubes. La dignidad también la puso Chacón, al que le trataban como Don. Y Camarón, Panseco, Turronero, no fueron mairenistas, fueron los primero que veían que eso constreñía artísticamente. Les impedía avanzar.”
¿En qué medida se nota hoy día que el gitanismo o mairenismo, o como se llame, potencia sólo unos estilos concretos de cante?
“Pues por ejemplo en lo siguiente: Concurso en tal o cual sitio. Primer premio la soleá 3000 euros. Segundo premio, seguiriya 2000 euros. Tercer premio 1500 euros. Premio de consolación: tarantas, guajiras, etc. Lo ves ¿no?
Y muchos que escriben no han cogido un libro en su vida. Y eso no pasa en otros géneros. Pero aquí se abrieron las puertas y opinan de Chacón, de mi padre, de otros una gente que madre mía…”
«Marchena o mi padre no se dieron cuenta de que los jóvenes eran los que mandarían en el futuro. Pero Mairena sí, y no solo eso, si no que se mata por satisfacerlos, estar siempre con y para ellos. Ahí hay poetas, periodistas, políticos… gente que luego mandó en España»
¿Y tú padre cómo se ponía?
“Enfermo. Porque además les conocía bien. Coincidió con la época de la ópera flamenca y el mairenismo. Y no era de Triana, era gachó…todo eso era él. Como fue el que más duró se llevó golpes por todos los lados. Y los últimos veinticinco años se tiró reivindicando figuras del tipo de Chacón, Vallejo, Marchena, etc…y habló con los jóvenes críticos, como Romualdo Molina, José Blas Vega…fue haciendo la guerra por su cuenta.
Él fue vetado de los festivales. Llegó a Andalucía y no tenía trabajo. Se reunía con Pulpón y le decía que no…que la gente decía que no era flamenco, que le había hecho daño al cante, que hacía canciones… ¿qué pasaba realmente? Que si lo ponía se los comía a todos.”
¿Y qué hizo?
“La guerra por su cuenta. Se compró un teatro portátil, se asoció a Pepe Sancho y metió a mi madre, a Emilio el Moro, a Farina, La Niña de la Puebla, María Jiménez…con su teatro portátil, cobrando entrada. Mi padre con una estructura de los años cincuenta en la España de los ochenta, sin apoyo ninguno.”
Ahora los que empiezan parece que se lo tendrán que currar también
“Pero no tanto. Y ahora los cantes de siempre. La misma malagueña, taranto… no es lo mismo. Contaba mi padre que entrabas en Villa Rosa dando palmas, luego podrías entrar en la juerga, luego si eras bueno podrías entrar con Vedrines a hacer alguna gira… Y ya veríamos…ahora ni bachillerato ni nada. La generación del Chino, Camarón, Turronero, Morente, Lebrijano…esa es la última gran generación que se ha hecho “a fuego lento.”
Con lo cual la criba de la crisis no puede ser tan mala para el género
“Ya, pero hemos pasado del todo a la nada muy bruscamente. Además, los jóvenes no saben cómo hacerse empresarios. Si estaban acostumbrados a que le llamara aquel y todo hecho. No saben qué hacer ahora. Y eso es duro, trágico.”
«Los jóvenes no saben cómo hacerse empresarios. Si estaban acostumbrados a que le llamara aquel y todo hecho. No saben qué hacer ahora. Y eso es duro»
Cambiando de tercio, vamos a hablar de tu independencia discográfica, no sé en qué medida antes estabas coaccionado artísticamente
“No, bueno, fue como Mourinho, una decisión técnica. No encajábamos. Ni yo era atrayente para ellos ni ellos para mí. No pasa nada, y todos contentos. Y los echas de menos porque ellos tienen el poder. ¿Tú has visto algún artista independiente en las radio fórmulas, en las galas de Navidad…? Ellos mandan a nivel industrial aún. Y lo echas de menos porque, de nuevo, un Valderrama haciendo la guerra por su cuenta. Te quitan del mercado. Ahora han bajado las ventas, pero su poder nada.”
Algunos artistas que empiezan se quejan de que sí, distribuyen los discos, pero luego no les pertenece casi nada…
“Pues que se lean lo que firman. Que se busquen un abogado para que lean la letra pequeña. Pero vamos, que digan lo que quieran pero es normal que una discográfica se quede con eso porque invierte mucho en ti. Te inventa como artista, te pone en los medios y, como digo, eso cuesta. Pero eso ya lo decide un artista. Y el que te está hablando lo firmó. Era algo absurdo, pero es que yo no era nadie. Había que ponerme en el sitio. Y me pusieron con Vicente Amigo, Ana Belén… y eso cuesta dinero, pues claro que cuesta. Así que me fui encantado. Ellos me dejaron ir, me entendían, y eso que tenía tres discos más firmados con ellos.”
Los que lean esto dirán, “claro, pero es que tenías un apellido…”
“Como si un apellido vendiera discos. La casa de disco ve si eres rentable o no, es una empresa. Es más un apellido puede llegar a ser un un lastre, así me lo dijo el de la casa discográfica, porque hay que explicar muchas cosas, desencasillarte. Y eso es un problema, créeme. Pero yo tenía muy claro que si quería ser alguien debía hacerme mi repertorio, y así empezó mi carrera. Luego el flamenco y la copla vino después.”
“Diez años sin playback” es el nombre de este último disco, imagino que reivindicando una actitud en la música
“Sí, por supuesto. El playback total es una vergüenza, no se puede consentir. ¿Cómo luego uno quiere que la música interese en televisión? Eso es llevar nuestra profesión a lo más bajo. Y si no hay medios, los exiges. Nos tendríamos que poner todos de acuerdo para conseguirlo.”
Eso me parece imposible, lo de la unión de los artistas
“Puede ser. Pero es que no sé como algunos hacen playback impunemente y se sienten como si tal cosa…”
«Un apellido puede llegar a ser un un lastre, así me lo dijo el de la casa discográfica, porque hay que explicar muchas cosas, desencasillarte»
Vamos un poco a los extremos, tu padre que cantaba sin micro en las plazas de toros…
“Sí, pero tampoco era lo suyo. Es gritar y no quedaría bien si ahora lo tuviéramos que hacer”
¿En qué medida te interesa la copla?
“Es la versión lírica del flamenco, la zarzuela del flamenco. Es algo interesantísimo. La clásica, digo. Quiroga, Perelló, León, Quintero…los monstruos. Tiene muchos giros del flamenco. A mi modo de ver es hija del flamenco. Pero también lo es de Manuel de Falla, de Albéniz…porque hay arreglos musicalmente muy valiosos. Hay poesía muy buena, de la generación del 27. Fusiona talentos musicales y literarios muy potentes de este país.”
Pero quizá amanerado
“Puede ser que el universo Lorquiano no fuese especialmente fiel con lo flamenco, pero en la poesía de Lorca queda estupendamente.”
¿Qué queda de la obra de tu padre? ¿Se podría recuperar toda?
“Todo lo que hay nunca se ha sacado. Si fuera en CD serían unos 20 cds de flamenco, posiblemente es el cantaor que más cantes tiene grabados. Por ejemplo “Cuatro Puntales” se suele decir que no es flamenco. Pero lleva una cabal de Silverio, Trilla, Soleares y Fandangos. Eso era fusión, en un mismo tema. Años cincuenta. No digo más. Sí, lo pasó a canción, pero ahí había muchísimo flamenco.
Mira, no hay ejercicio más difícil que hacer de una soleá un fandango, o cambiar un estilo de una soleá en otro. Que uno sea capaz de hacer ese proceso. Hay que ser muy artista para hacer eso. ”
Me gustaría que me contaras la génesis de “El Emigrante”
“Él y “Niño Ricardo” eran el binomio perfecto. Muchas veces improvisaban en el escenario. Este último hacía falsetas como rosquillas y en una de ellas, en Ponferrada, le salió la melodía. Y mi padre le dijo “no me pierdas esa falseta por fandangos”. Y al llegar al hotel, en la factura del hotel escribió la letra, porque había venido de Tánger y había visto mucho exiliado y emigrante. Y así fue como salió.”
Ahora toca emigrar, a ingenieros y flamencos
“Anda que no hay en Centroeuropa, Japón…de los de mitad del escalafón e incluso figura.”
¿Qué detestas del mundo del flamenco, del artisteo, la música?
“Hay que separar esos mundos. El flamenco se mueve por otro circuito, la crítica es otra, la exigencia es otra… el flamenco es más duro, más agrio…por eso “mola” tanto, es tan auténtico. Se sufre y se padece mucho.
El público de otras músicas va a disfrutar, el flamenco va a examinar, a ver dónde te cuelas.”
¿Cómo ves a la crítica en cuanto a preparación?
“Hay de todo, algunos mucho y otros menos. Hoy en día se valora la violencia verbal, parece que si no sacan el hacha y van a destruir, no son auténticos críticos…
De todas formas, creo más en la investigación que en la crítica. El crítico está sobrevalorado, a veces olvidamos que solo es la opinión de alguien, que normalmente tiene sus propios intereses. La única crítica que yo tengo en cuenta es la del público. Voz del pueblo, voz de cielo, que dice la letra del Mirabrás”.