Uno de los iconos de un género, una gigante del arte y uno de los símbolos de España. Casi nada. María de la Concepción Piquer López (Valencia 8-12-1906. Madrid, 12-12-1990) es la máxima figura, quizá de todos los tiempos, de la copla.

De familia humilde y desgraciada (habían muerto sus cuatro hermanos mayores prematuramente), Conchita se fogueó en los teatros de su región al tiempo que estudiaba canto.

Pero dio el salto, y de qué manera. En su lustro en Broadway fue protagonista de uno de los primeros filmes sonoros de la historia del cine.

En España se mantuvo en los escenarios hasta 1958, cuando se retiró sólo a grabar, una década más.

Dedicataria y genial intérprete de un buen puñado de los títulos más relevantes del trío Quintero, León y Quiroga, en los baúles de la Piquer están los corazones de muchas generaciones de españoles y extranjeros. Su voz llenó una época de radio y oscurantismo, y hasta después de fallecida su sola mención conseguía indultar ninots.

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